Por Enrique Pons Franco
Son más de 84 mil resultados que arroja una búsqueda en Google cuando realizas el ejercicio. "Los agresores huyeron", seguida generalmente de "la policía investiga", parecen los enunciados obligados en casi todas las notas periodísticas que den visibilidad a una agresión, un atentando, un homicidio, un feminicidio y cualquier relato que entrañe la violación de la ley, pero sobre todo, a la integridad física o la vida de cualquier persona.
También tengo que decirlo, "los agresores huyeron" no es una expresión privativa de nuestro -cada vez más violento- México. Lo mismo acontece en España, Ecuador, Argentina o Puerto Rico. Pero no porque se normalice en todo el orbe, debemos acostumbrarnos a que los agresores huyan y que, por lo mismo, la impunidad prevalezca.
Visita: Armados para cuidarnos
Vivimos en un México que mientras escribo estas líneas, acumula este año, 171 mil 282 víctimas de delitos del fuero común (los que deben perseguir los gobiernos locales). Dentro de esas víctimas, hay 25 mil 864 hombres y mujeres que fueron asesinados; 114 mil 41 hombres y mujeres que fueron víctimas de lesiones; 508 víctimas de feminicidio; 12 mil 256 hombres y mujeres que fueron secuestrados. Todos ellos, sin lugar a dudas, le reclaman al estado una cosa: justicia.
Pero no la justicia de barandilla, ni la justicia de los airados discursos que brindan las autoridades responsables de la seguridad pública o de procuración. O peor aún, los candidatos al cualquier paupérrimo puesto de elección popular. No, esa justicia (si se le puede llamar así) no llena, ni satisface los desgastados anhelos de la sociedad. Hoy más que nunca necesitamos una justicia con rostro humano, una que entienda el ciudadano víctima de una lesión en sus derechos, en su vida, en su integridad. Una justicia rápida, eficiente, eficaz y efectiva, pues sino es acompañada de al menos tales calificativos, podrá ser muchas otras cosas, pero no será jamás la respuesta que esperan los ciudadanos.
¿Cómo realizar tan titánica tarea en un México en el que, según datos del estudio "Hallazgos 2019. Seguimientos y evaluación del sistema de justicia penal en México", presentado por México Evalúa, el 63% de las razones para no denunciar son atribuibles a la autoridad, y en el que, además, la media nacional de percepción de impunidad fue de 92.4%. Es decir, que, en al menos esos casos, el estado no logró ofrecer una respuesta satisfactoria a los asuntos que fueron conocidos por las autoridades.
Lee también: El "aboganster" desarmado
Mientras vivamos en un México, en el que la población considere que acercarse con autoridades de seguridad o justicia, se asocie con la posibilidad de ser víctimas de corrupción, y en el que el Ministerio Público sea la cuarta institución en la que menos confíen los mexicanos (Sólo el 34.4% de la población confía en el ministerio público); y pero aún, la sociedad se acostumbre a vivir con un sistema de justicia penal en el que el 56% de las carpetas de investigación que se iniciaron ante los ministerios públicos fueron "sin detenido", cada vez será más común saber que "los agresores huyeron", y que cada vez menos, la sociedad confíe en que "la policía investiga". Nos leemos la próxima semana. Mientras tanta, te espero en Twitter como @enrique_pons y en Facebook como Enrique Pons Franco.
PD. Hoy aprovecho para recomendarte el espacio jurídico noticioso que presenta la talentosa abogada Isabel Herrera, cada martes, a las 8:00 horas, por medio de las plataformas de comunicación social de la Universidad Autónoma de Querétaro. No te lo pierdas, está muy bueno.