La derrota de México en la Final de la Nations League a manos de Estados Unidos desencadenó una serie de debates de sobra conocidos y que, como suele suceder, no atienden a las causas de lo sucedido, más bien responden a una búsqueda de soluciones casi mágicas.
Hoy de nuevo está sobre la mesa si a la Selección Nacional de Futbol le hace falta Javier Hernández o el llamado del pronto naturalizado mexicano Rogelio Funes Mori, dando por hecho que si alguno de los dos escenarios se presentara (o ambos), los males del Tricolor terminarán de la noche a la mañana.
En el futbol mexicano existe un arraigado problema que no logra erradicarse: no se sabe por qué se gana, cuando se gana, y mucho menos se sabe por qué se pierde, cuando se pierde.
A partir de esta nula visión, escaso análisis e incapacidad para la autocrítica que permita enmendar el camino, se recurre a los tradicionales pretextos, repartición de culpas o el ya clásico “fuimos superiores y merecíamos ganar”.
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Y aquí hay una responsabilidad compartida de todos los actores que componen a la llamada ‘familia del futbol mexicano’, desde directivos, técnicos, jugadores, árbitros, patrocinadores, afición y desde luego, medios de comunicación.
Todos son (somos) cómplices en mayor o menor medida de que, por ejemplo, la Selección Mexicana siga sin tener una real trascendencia a nivel internacional, pues basta recordar que desde hace 35 años se busca llegar al quinto partido en una Copa del Mundo.
Las discusiones en los programas de televisión, radio, periódicos o medios digitales son siempre las mismas: No fue penal, el arbitraje, falta tal o cual futbolista, el técnico debió jugar con línea de tres y no de cuatro, etcétera, etcétera.
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¿Hay algún aporte en estos debates estériles? Desde luego que ninguno. Tal vez los gritos o discusiones acaloradas sobre los temas mencionados aumenten el rating o provoquen algunos ‘clicks’ en los innumerables sitios especializados en deportes.
Y en cuanto a los aficionados, hay poca cultura, nula exigencia y una rebeldía mal entendida, por ejemplo en el tema del grito homofóbico. La gente le exige poco a sus equipos y futbolistas, los idolatra de la noche a la mañana y tiene una capacidad de resistencia a prueba de todo, pues no importa cuántas veces los decepcionen, los fans seguirán ahí.
‘CHÍCHARO Y FUNES MORI
‘Chicharito’ lleva apenas siete partidos en la temporada de la MLS con el LA Galaxy, en los que ha marcado igual número de goles, y debido a que se considera que ya “resurgió” y vive “un gran momento”, se implora y casi casi exige su regreso al Tricolor, que hoy sufre por la ausencia de un goleador, tras la fractura de cráneo de Raúl Jiménez.
¿Y las indisciplinas de Hernández en la Selección?, ¿y los dos años desaparecido de las canchas por priorizar su vida social y convertirse en ‘youtuber espiritual’? En eso no se repara. De nuevo, se buscan soluciones mágicas.
Y con Funes Mori es lo mismo. La pregunta aquí es si el argentino es más que Alan Pulido, Henry Martín, Roberto de la Rosa, Eduardo Aguirre o Santiago Ormeño, por citar algunos casos… Y la respuesta es no. La convocatoria del ‘Mellizo’ no haría diferencia alguna en la Selección Nacional.
Así las cosas, una nueva derrota ante Estados Unidos, rival del área de la que México se siente rey y gigante, de nuevo desnuda todas las carencias históricas de un futbol con aires de superioridad, y una realidad que lo coloca en el tercer mundo.
Nota de Opinión
