¿Cómo funciona el complejo sistema electoral que le dio la victoria a Biden?

¿Cómo funciona el complejo sistema electoral que le dio la victoria a Biden?
Foto: Reuters

Por Enrique Pons Franco

Tratar de entender el sistema electoral de nuestro vecino del norte bajo los parámetros y el modelo que tenemos actualmente en México sería por demás complicado, pues tenemos raíces y familias jurídicas distintas. No hay recetas mágicas para construir una democracia, y menos las hay para establecer un modelo que nos permita dar cause a dicho anhelo. Bajo ese preámbulo y habiendo hoy un ganador claro de dicho proceso electoral, trataré de explicarte cómo funcionan las elecciones en Estados Unidos, particularmente las presidenciales. Te anticipo, no se parecen a las de México.

Para continuar estas líneas, no puedo más que recordar al politólogo italiano Giovanni Sartori y las inteligentes reflexiones que plasmó en su obra ¿Qué es la democracia? (Aquí pueden leerla, en una espléndida versión de libre acceso editada por la UNAM).

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En dicho título, entre otras ideas que nos compartió el exprofesor emérito de la Universidad de Florencia, planteó diferencias entre una democracia de números, donde el que gana, gana todo, y el que pierde, pierde todo; y modelos, entre otros, que puedan ser considerados pluralistas, inclusivos y liberal.

No sé a ciencia cierta si el modelo mexicano reúna esas características, pero al menos se encuentra en constante construcción. Lo que sí puedo decirte es que el modelo electoral en Estados Unidos poco o nada ha variado desde 1845.

A diferencia de México, en donde las elecciones son en domingo y en su sólo día, en Estados Unidos la jornada electoral presencial se realiza en martes, y prevé el voto anticipado por correo postal (un servicio bastante valorado por los ciudadanos por su eficiencia en el país).

Otro aspecto para resaltar es que, a diferencia de los sistemas electorales catalogamos como “directos”, es decir, donde votas de forma inmediata por un candidato, en los Estados Unidos se vota por representantes para un sistema que se conoce como Colegio Electoral. Los electores se han comprometido previamente para votar a uno u otro de los candidatos a la presidencia y la vicepresidencia. Hay 538 electores, por eso quien llega a los 270 votos electorales, prácticamente ha ganado la elección, aunque aún falta que este 14 de diciembre se reúna dicho Colegio y realicen la votación final.

Pero aquí es donde el sistema tiene otra radical diferencia con lo que conocemos en México. No todos los estados que conforman la Unión Americana tienen los mismos votos electorales. Por ejemplo, California, Florida, Texas, Nueva York, y Pensilvania son los estados que más votos electorales otorgan (55, 38, 29, 29 y 20 respectivamente); mientras que otros como Montana o Vermont solamente otorgan tres votos electorales. Todo esto atiende al peso demográfico que tiene cada estado, lo cual está íntimamente relacionado con el peso económico y político. Es como si en México, suponiendo que tuviéramos un sistema similar, los votos de Nuevo León o Jalisco valieran más que los que otorgara Tlaxcala o Tabasco.

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Por lo anterior, las peleas por los votos electorales en cada estado son complejas y tener la mayoría de los votos ciudadanos, no garantiza que tengas la mayoría de los votos electorales, como ya ha pasado recientemente en las elecciones presidenciales pasadas.

Otro rasgo para destacar es que las reglas electorales en el plano nacional son casi inexistentes, pues hay un alto grado de descentralización de la federación. No tienen un INE o IFE, sino que cada estado aplica sus reglas electorales. Esto particularmente me gusta, pues impide que fuerzas políticas nacionales puedan cooptar al arbitro nacional, dado que cada estado, bajo los principios establecidos en la Constitución, son libres de establecer su modelo.

Así, mientras llega el mes de diciembre, te espero en Twitter como @enrique_pons y en Facobook como Enrique Pons Franco. Nos leemos la próxima.

PD. Nuevamente mis paisanos en Tabasco se encuentran bajo el agua, desde esta columna les digo: ¡Fuerza hermanos! Si tú que me lees tienes manera de apoyar, toda ayuda es bienvenida.

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