Dos mil mexicanos quedan “atrapados” en pueblo de Colorado por el COVID-19

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Foto: Reuters

Cerca de dos mil mexicanos que trabajan en la región agrícola del oeste de Colorado están “atrapados” por los efectos de la pandemia de coronavirus; no tienen el empleo que esperaban ni los medios para regresar a su país.

Estos inmigrantes no pueden volver a casa porque los condados del oeste del estado cerraron sus fronteras para todos aquellos que carecen de un permiso especial.

Los pedidos para salir de dichos condados se revisan uno por uno, en un trámite lento que le complica la vida a los inmigrantes que se quedaron sin trabajo después de que el cierre regional impidiera la llegada de la mano de obra agrícola. 

A pesar de la estar en esa situación, cuentan con la ayuda de la organización comunitaria de Servicios para Niños y Migrantes (CMS, por sus siglas en inglés), fundada hace 65 años y con sede en Palisade, una localidad de poco menos de 3 mil habitantes y a 370 kilómetros al oeste de Denver.

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Karalyn Dorn, directora de la organización, explicó que cerca de 500 trabajadores quedaron “estancados” en Palisade. Ellos y sus familias suman unas 2 mil personas que viven en “campitos” (casas móviles) en las plantaciones de durazno, generalmente “aislados de la sociedad”.

“Ellos no se mezclan con los otros residentes. Se mantienen fuera de la comunidad”, comentó.

Pero ahora, sin trabajo y sin ingresos, esos migrantes se ven obligados a hacer algo que “va en contra de su naturaleza”: salir de su aislamiento para pedir ayuda. Lo deben hacer precisamente cuando el aislamiento se usa como la medida más efectiva contra el coronavirus.

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Uno de estos inmigrantes es Pedro (un seudónimo), quien llamó de urgencia a CMS para pedir ayuda para pagar las cuentas médicas que se le habían acumulado. 

María Frausto, de Aguascalientes, en México, y coordinadora de proyectos de salud de CMS, recibió esa llamada. 

Su primera tarea fue calmar a Pedro, repitiéndole varias veces la necesidad de no perder la esperanza, pero Pedro no tiene seguro social, por lo que, a pesar de pagar sus impuestos en Estados Unidos, no recibirá la ayuda económica aprobada por el gobierno federal.

“A él no le preocupa tanto el presente, sino los meses siguientes, cuando no tenga dinero para pagar las cuentas. Buscaremos la manera de mejorar su situación y de que no le llegue al pánico, porque el pánico no nos deja hacer nada”, aseveró Frausto.

Mientras tanto, los recursos económicos de CMS se van agotando. Y aunque todavía queda lo suficiente “como para varias semanas”, por las restricciones vigentes, la organización canceló una de sus principales fuentes de ingresos, la venta diaria de tamales.

“Nos tomamos un día a la vez y ya comenzamos a planear una transición a la nueva normalidad”, declaró Dorn.

“Una cosa es cierta: los trabajadores agrícolas son la columna vertebral de nuestra comunidad. La vida que disfrutamos no sería posible sin ellos. Ellos necesitan nuestro reconocimiento y apoyo, pero siguen aislados, descuidados y sin ser respetados. Es penoso que se necesite una pandemia para cambiar esa situación”, concluyó. 

Con información de EFE

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