Limoneros michoacanos, en incertidumbre por coronavirus

Limoneros michoacanos, en incertidumbre por coronavirus
Foto: Shutterstock

Por Cecilia Reynoso

La semana pasada parecía el inicio de un buen año para los productores de limón del Valle de Apatzingán, ubicado en la zona de la Tierra Caliente de Michoacán. La emergencia del COVID-19, lejos de afectar la producción del limón, incentivó su consumo. 

“La demanda del limón sin semilla se incrementó hasta 50 por ciento y el precio pasó de 7 a 15 pesos por kilo”, dice Bernardo Bravo, presidente del Comité Nacional Sistema Producto Limón Mexicano, A.C. (CONASIPROLIM).

El aumento de esos días en el precio, dice Bravo, puede atribuirse en gran medida a que en redes sociales se recomendó consumir limón para fortalecer el sistema inmunológico ante la pandemia del coronavirus.

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Sin embargo, la buena racha duró poco. La demanda del limón sucumbió a las medidas adoptadas en el país para combatir la pandemia. Una semana después de la buena racha, la demanda del cítrico registró una disminución del 35 por ciento. 

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La gente está dejando de salir, dice Bernardo Bravo. “Tenemos restaurantes cerrados, mercados sobre ruedas que no les permiten operar y muchos clientes que no están consumiendo. A las centrales de abasto va poca gente y casi nada se está demandando”.

Con este panorama, la expectativa de los cerca de ocho mil productores de limón con semilla de los estados de Michoacán, Colima, Guerrero y Oaxaca, aglutinados en el CONASIPROLIM, es que la demanda siga a la baja en el curso de los próximos días. 

Bernardo Bravo proyecta que sus ventas podrían disminuir hasta 75 por ciento, lo cual impactará de manera directa a decenas de miles de familias en la zona productora de limón más grande del país.

El Valle de Apatzingán, región de mayor producción de limón en México

En el Valle de Apatzingán, Michoacán, que está integrado por los municipios de Apatzingán, Buenavista Tomatlán, Tepalcatepec, Aguililla, Múgica, Parácuaro, La Huacana, Zitácuaro, Gabriel Zamora y Nuevo Urecho, la producción del limón es el motor económico y comercial. 

Los 5,000 productores de la región producen cada año, en promedio, 800 mil toneladas de limón y su venta da sustento a 40 por ciento de las 500 mil personas que habitan la zona.

Las fechas de cuaresma, dice Bravo, traen optimismo a los productores de limón porque durante las festividades religiosas de semana santa el consumo incrementa considerablemente. 

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En estas fechas esperaban recuperarse tras un mal inicio de año. Ahora, con la emergencia sanitaria, dice Bravo, prevalece la incertidumbre porque no saben “que vaya a pasar, ni cuál va a ser la medida que el gobierno vaya a marcar la siguiente semana”. 

Nunca antes, agrega, habíamos tenido una situación comercial tan difícil e incierta, ni siquiera durante la crisis de inseguridad, cuando surgieron las autodefensas porque, cuenta Bravo, con todo y los bloqueos de entonces, encontrábamos otros caminos para sacar el producto de la región. 

“La demanda en ese entonces sí la teníamos. Llegábamos con la fruta a nuestros mercados y se vendía sin problema. Quizá un día no podíamos porque había una situación de riesgo, pero al día siguiente sí”.

Con la emergencia sanitaria actual, Bernardo Bravo considera que el impacto económico negativo para los limoneros en Michoacán puede ser mayor al que se tuvo durante la crisis de inseguridad de 2013 a 2015.

Actualmente, Michoacán, líder en producción de limón en todo el país, tiene mil 500 toneladas para ser vendidas. Ante la baja demanda, el mayor temor es que no tengan salida. Eso implicaría, vaticinó Bravo, un golpe económico directo a 25 mil familias del Valle de Apatzingán que viven de esas ventas.

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