Por Cecilia Reynoso
La contingencia de coronavirus ha causado estragos en la economía del mundo: es la peor de las crisis para hoteles, restaurantes y aerolíneas.
El turismo ha sido el ramo más afectado de todos los sectores económicos, por las medidas implementadas para contener la propagación del virus.
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La Organización Mundial del Turismo (OMT) ha previsto una caída de los ingresos por turismo internacional de entre un 20 y 30 por ciento respecto a 2019, que supondría un desplome de los ingresos por 450 mil millones de dólares.
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) anticipa una caída en los ingresos de aerolíneas de 252 mil millones de dólares, como efecto directo del COVID-19.
En México, el sector restaurantero registra al día de hoy una caída de 90 por ciento en ventas directas y el cierre del 30 por ciento de los restaurantes en el país, afiliados a la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC).
“La mayoría de los restaurantes en México empezaron a cerrar el pasado 22 de marzo. El problema más grave y la preocupación número uno es cómo pagar a los trabajadores”, comentó en entrevista con Latinus, Armando Culebro integrante del Consejo Ejecutivo Nacional de la CANIRAC.
Hasta ahora, aseguró: “la gran mayoría de los restauranteros, afiliados a CANIRAC, están pagando salarios, pero no podrán hacer el pago por más de 15 días, si las cortinas de sus locales continúan abajo”.
Según datos del Consejo Nacional Empresarial Turístico, hasta la semana pasada más 9 mil restaurantes habían cerrado.
Ésta, considera Armando Culebro, es la crisis más profunda que la industria restaurantera ha tenido. “Durante la contingencia del H1N1, en 2009, tuvimos pérdidas multimillonarias, pero estuvimos cerrados sólo 10 días”.
“Hoy esperamos un cierre de por lo menos un mes y la probabilidad de que éste se extienda. Nos preocupan en segundo lugar nuestros arrendadores, porque la gran mayoría rentan sus locales y no podrán pagar. Hoy más que nunca, dice, necesitamos del apoyo del gobierno”, señala.
La industria restaurantera representa 2.14 millones de empleos en México (8 por ciento del total de empleos formales en el país), y genera alrededor de 6 millones de empleos indirectos.
Los hoteles también padecen la crisis por la pandemia
En el sector hotelero el panorama es igualmente desolador. Para Braulio Arsuaga, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) esta es una crisis nunca antes vivida, “una crisis que además es exponencial. Diariamente hay establecimientos que se suman al cierre”.
La última actualización del CNET registró el cierre de 262 hoteles, que pertenecen a cadenas nacionales e internacionales.
“Los que están en pueblos mágicos o que no estén afiliados a ninguna asociación es probable que también estén cerrados y no están cuantificados aquí. Entonces seguro hay muchos más. Seguro más de 300”, puntualizó Arsuaga.
La semana pasada, sólo la Asociación de Cadenas Hoteleras reportó al CNET el 50 por ciento en la caída de sus ingresos por la baja ocupación, el cierre del 30 por ciento de sus establecimientos y una disminución del 70 por ciento en las utilidades brutas, respecto al año pasado, en estas mismas fechas.
Para superar el golpe económico del COVID-19, los empresarios de la industria turística han solicitado apoyos al gobierno federal, como prórrogas en las declaraciones anuales, en la presentación de pagos provisionales de IVA, ISR, en el pago de IMSS e INFONAVIT y no incrementos en las tarifas de agua, luz y combustible para los siguientes 24 meses, entre otros.
Braulio Arsuaga comentó que “la industria turística es muy intensiva en capital, y cuando tiene ingresos de casi cero y gastos muy grandes, pues la matemática no da”, dijo.
“En otros países del mundo los gobiernos están haciendo tres cosas: uno: asegurando el ingreso de la gente que trabaja en la industria; dos: facilitando créditos para evitar el colapso de las empresas, y tres: cero impuesto por un año. Hoy por hoy, México no ha anunciado nada en este sentido”, lamentó.
