EFE.- Pese a llegar a un acuerdo para poner un alto a la violencia contra los civiles, continuaron en varias ciudades de Birmania las protestas contra la junta militar, luego del golpe de Estado realizado el pasado 1 de febrero.
Tras una reunión de emergencia sobre la crisis birmana y a pesar de las diferencias de posturas iniciales entre los miembros, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático aprobó este sábado de manera consensuada un comunicado en el que se señala explícitamente que “habrá un cese inmediato de la violencia en Birmania y todas las partes ejercerán la máxima moderación”.
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Aunque no se produjeron manifestaciones masivas, tuvieron lugar algunas marchas pacíficas de menor rango, como una de monjes budistas en Mandalay, la segunda ciudad más importante de Birmania, donde también salieron decenas de jóvenes en apoyo del autodenominado Gobierno de Unidad Nacional, compuesto por políticos con antiguos cargos públicos y creado como contrapeso a los militares.
Sin embargo, y de acuerdo con el portal Khit Thit Media, también se produjeron movilizaciones en un distrito de Rangún, la ciudad más poblada, y en localidades más pequeñas como Namti, en el estado Kachin, controlado por una guerrilla étnica levantada en armas contra los uniformados.
Las protestas se producen un día después del acuerdo alcanzado entre los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la junta militar para poner fin a la violencia contra la población civil durante una cumbre celebrada el sábado en Yakarta.
El acuerdo, sin embargo, ha recibido críticas de activistas birmanos y de grupos pro derechos humanos por la falta de compromiso en la forma en que se aplicarán las medidas y por no incluir ningún acuerdo sobre la liberación de los más de 3 mil presos políticos del país.
Según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), al menos 748 personas han muerto por la represión de la junta militar desde el pasado 1 de febrero y 3 mil 389 permanecen detenidas por motivos políticos, entre ellos la depuesta líder Aung San Suu Kyi.
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Los militares justifican el golpe de Estado del pasado 1 de febrero por un supuesto fraude en las elecciones de noviembre de 2020, en las que ganó con una enorme ventaja la Liga Nacional para la Democracia, el partido encabezado por Suu Kyi, bajo arresto domiciliario desde que iniciaron las revueltas.