EFE.- La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) lamentó este lunes el asesinato de Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo, capital de Guerrero, quien había tomado el puesto apenas una semana.
"Lamentamos el asesinato del alcalde Alejandro Arcos de Chilpancingo, Guerrero, y de su secretario de gobierno recientemente. Nos sumamos al llamado a una investigación pronta y eficaz ante estos trágicos hechos, que reflejan la necesidad de fortalecer las instituciones", apuntó el organismo en un comunicado.
"Proteger la integridad de quienes ejercen funciones públicas es esencial para preservar la democracia. Expresamos nuestra solidaridad con sus familias y reiteramos nuestro compromiso con el fortalecimiento del Estado de derecho y la defensa de los derechos humanos", añadió.
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Este lunes se celebró el funeral de Arcos Catalán en la Iglesia de Santa Cruz de Chilpancingo y más tarde fue sepultado. Y en las afueras del sepelio, cientos de ciudadanos se manifestaron para exigir justicia por el homicidio del político.
Las protestas ocurren apenas horas después de que autoridades encontraran el cuerpo de Arcos Catalán en Chilpancingo.
Autoridades ministeriales indicaron que la tarde del domingo vecinos reportaron a las autoridades una cabeza humana en el toldo de un vehículo, que correspondía a Arcos Catalán.
Los agentes indicaron además que el cuerpo del alcalde, quien había rendido protesta al cargo el pasado lunes 30 de septiembre, estaba dentro del vehículo en el asiento del copiloto.
Días antes, el secretario general de gobierno de Arcos, Francisco Tapia, también fue asesinado.
Este lunes, durante su conferencia de prensa matutina, la presidenta, Claudia Sheinbaum, aseguró que su gobierno está realizando las investigaciones necesarias para esclarecer el crimen del alcalde.
Tras asumir el cargo, Arcos Catalán aseguró que su principal compromiso era "garantizar la paz y la seguridad en el municipio" y que esto lo cumpliría "de la mano del Ejército mexicano".
La violencia criminal en Guerrero, en la capital Chilpancingo y varios municipios, ha ido en aumento en los últimos años con férreas disputas constantes de grupos del crimen organizado por el control territorial para el trasiego de drogas, extorsión y otros delitos.