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La corta e ineficaz vida del Insabi
Viernes 22 de Noviembre de 2024

La corta e ineficaz vida del Insabi

Foto: Insabi
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El Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) se creó el 29 de noviembre de 2019, por lo que en 2020 operó con recursos transferidos mediante adecuaciones presupuestales líquidas. Nació con la promesa de superar las limitaciones de cobertura y accesibilidad del Seguro Popular que tenía una población objetivo de 52 millones de personas.

El actual gobierno reformó la Ley General del Salud para crear el Insabi, que atendería a la población sin acceso al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en específico, a la que se encuentra en pobreza extrema y gran marginación.

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El Insabi estimó su población objetivo en 66.3 millones de personas, para ello la reforma a la Ley General de Salud transformó el Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud (FSPSS), en el Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi), que permitiría ampliar la cobertura de padecimientos de alto costo. Aunque se crearon nuevas reglas para su operación, se conservó la asignación de 73% de sus recursos para financiar las 66 intervenciones de alto costo de pacientes del Instituto.

El primero de los tres presupuestos que recibió el Insabi en su corta vida fue en 2021, por 89 mil 301 millones de pesos, cifra no menor, dado que este nuevo organismo descentralizado y sectorizado a la Secretaría de Salud representaba el 61.4% del presupuesto de esta última dependencia.

Para 2022 y 2023 se fue reduciendo la participación en el presupuesto total de la Secretaría de Salud, de forma tal que para 2023 los 107 mil 217 millones de pesos del Insabi representaron el 51.1%, es decir, más de diez puntos porcentuales de lo que significó un par de año antes. A precios corrientes el presupuesto para el presente año registró un incremento de 3.7%, sin embargo, al ajustarlo por inflación, acusó una reducción de 1.2%.

Entre las dificultades y retos que enfrentó el Fondo de Salud para el Bienestar, el Centro de Análisis e Investigación FUNDAR en su momento destacó algunas y que se mantienen vigentes, entre las que se pueden citar:

Cobertura limitada. No logró ampliar el catálogo de 66 intervenciones que financia el Fonsabi y/o eliminar las barreras de edad existentes. El Fonsabi mantuvo una cobertura limitada, que puso en riesgo a pacientes del Insabi con enfermedades no financiadas por el fideicomiso.

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Disminución en el financiamiento de padecimientos de alto costo. A pesar de que el Programa sectorial de salud  2020-2024 planteaba que con la creación del Insabi se mejoraría la efectividad y funcionamiento del Fondo, el gasto para el financiamiento de padecimientos de alto costo disminuyó, lo que significó menos intervenciones requeridas por padecimientos de alto costo.

Capacidad para abastecer medicamentos, insumos y pagos a proveedores en un esquema centralizado: El Instituto de Salud para el Bienestar apostó por la centralización, estableció que sus propias áreas realizarán la compra de los medicamentos, tratamientos e insumos requeridos y los haría llegar a las unidades de salud en especie, también la realización de pagos a proveedores para la infraestructura o para el equipo médico.