La Reserva Estratégica Nacional está por quedarse sin cubrebocas N95 y mascarillas quirúrgicas, protectores faciales, batas y otros suministros médicos sumamente necesarios para proteger a los trabajadores de salud en el frente de la batalla contra el COVID-19.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) informó que la reserva nacional estaba por enviar el resto del equipo de protección personal que tenía en inventario.
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Además confirmó los documentos difundidos por la Comisión de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes demuestran que ya se distribuyó alrededor del 90% del inventario de equipamiento de protección personal a los gobiernos locales y estatales.
Katie McKeogh, la vocera del HHS, advirtió que el 10% que queda se conservará en la reserva para respaldar las labores de respuesta federal.
La presidenta de la comisión legislativa, Carolyn B. Maloney, dijo que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está dejando a los estados a expensas del mercado en su búsqueda de suministros.
Ello ocasiona que compitan entre sí y con las agencias federales en una subasta caótica que eleva los precios del equipamiento.
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"El presidente falló al no recurrir a la FEMA (la agencia Federal para el Manejo de Emergencias) desde el principio. Falló al no nombrar a un comandante nacional para esta crisis. También falló al no utilizar plenamente las facultades que el Congreso le otorgó de acuerdo con la Ley de Producción de Defensa para obtener y supervisar la distribución de suministros cruciales", dijo Maloney.
"Debemos tomar medidas ahora para atender estas deficiencias", indicó.
Donald Trump no se considera responsable
Trump responsabiliza a los gobiernos de los estados por no prepararse mejor para la pandemia. Argumenta que únicamente deberían depender de la reserva nacional como un último recurso.
Las primeras advertencias de que el COVID-19 podría desencadenar una pandemia vinieron en enero. Sin embargo, Donald Trump esperó hasta mediados de marzo para presentar órdenes de cubrebocas N95 y otros suministros médicos necesarios para aumentar las reservas. Para entonces, los hospitales de varios estados ya pedían ayuda para atender a miles de pacientes infectados sin el equipo de protección adecuado.
Donald Trump pasó los primeros dos meses del brote restándole importancia a la amenaza del COVID-19. Calificó las advertencias de una pandemia de una farsa perpetrada por los demócratas y la prensa.
El 26 de febrero incluso predijo que el número de casos en Estados Unidos pronto sería de cero.
¿Cómo satisfacer la reserva del país?
Registros de contratos federales revelan que el HHS realizó un pedido de 4.8 millones de dólares en cubrebocas N95 el 12 de marzo, y luego ordenó 173 millones el 21 de marzo.
Pero dichos contratos no requieren que el fabricante comience a abastecer la reserva nacional sino hasta finales de abril, después de que la pandemia alcance su punto más alto, según proyecciones de la Casa Blanca.
La reserva fue creada en 1999 para prevenir interrupciones en el suministro derivadas de los potenciales problemas informáticos del Y2K. Se expandió después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, a fin de estar preparados para ataques químicos, biológicos, radiológicos y nucleares.
El Congreso suministró fondos en 2006 para que se alistara para una posible pandemia de influenza, aunque gran parte de esa reserva se utilizó en la epidemia de gripe H1N1 tres años después.