Los restos óseos de una mujer y 19 mil 428 objetos asociados, que se encontraron en 2011 en la zona arqueológica de Tingambato, en Michoacán, datan del año 630 d.C, de acuerdo con el análisis de los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los huesos de la mujer fue hallada dentro de una cámara funeraria “construida a cinco metros de profundidad, con fuertes paredes de piedra y un techo abovedado de lajas en sentido de espiral, donde fue inhumada con un rico ajuar compuesto por 19 mil 428 objetos de concha y lapidaria”, detalló un comunicado.
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El arqueólogo José Luis Punzo Díaz, investigador del Centro INAH Michoacán, indicó que los resultados revelaron la trascendencia de este entierro y del personaje inhumado considerado “como uno de los más importantes en la arqueología del occidente de México, en particular de Michoacán”.
Los análisis osteológico y de ADN antiguo confirmaron que los restos óseos depositados en la Tumba II de la zona arqueológica pertenecían a una joven de entre 16 y 19 años y su antig\u00fcedad se remonta hacia el 630 d.C.
Según el análisis de colágeno por radiocarbono realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincide con la etapa de mayor crecimiento de Tingambato, que va de 550 a 850 d.C., señaló Alejandro Valdés Herrera, integrante del proyecto de investigación.
Debido a la fragmentación y malas condiciones de conservación que presentaba el cráneo, se hizo una reconstrucción en el Laboratorio de Antropología Física del Centro INAH-Michoacán, donde se descubrió que presentaba deformación cefálica, así como trabajos de modificación dental.
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“Si bien estas modificaciones eran recurrentes en su tiempo, se asocian a ciertos grupos de la sociedad, lo que nos lleva a pensar que era parte de la élite local”, explicó Valdés Herrera.
Al analizar la dentadura se observaron que las modificaciones no estaban desgastadas ni presentaban evidencias de uso, por lo que pudieron haber sido realizadas en un momento cercano a su muerte.
Los estudios de los materiales, que comenzaron en 2016, también determinaron diversas paleopatologías, como periodos de fiebre y un grado leve de desnutrición, aunque no parecen ser la causa de muerte, que sigue sin conocerse.
Al analizar 18 mil 601 elementos elaborados con conchas marinas, se determinó que la mayor parte de las cuentas y pendientes son de la especie Spondylus princeps, proveniente del Pacífico, peculiar por su tonalidad anaranjada, que fue altamente apreciada por las culturas antiguas.
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Acerca de los 827 elementos lapidarios, los especialistas destacaron que la mayor parte de las cuentas de piedra verde corresponden a un mineral llamado amazonita, cuya procedencia aún no se precisa, pero se conocen vetas importantes en el estado de Chihuahua.
Según estudios, Tingambato fue un sitio privilegiado por su ubicación, en la entrada de Tierra Caliente y la sierra fría michoacana, el cual surgió en el año cero y tuvo una ocupación constante hasta 900 d.C.
Con información de EFE