EFE.- El París Saint-Germain volvió a paliar con goles la falta de buen juego y como sucedió ante el Manchester City, frente al Leipzig fue el argentino Lionel Messi quien selló la remontada (3-2) que preserva el liderato del grupo en manos del equipo francés y casi condena al alemán.
El exjugador del Barcelona firmó un doblete que casi tiene que agradecer a Kylian Mbappé, que marcó el primero, sirvió el segundo y propició el penalti que cerró la remontada.
Manchó su actuación en el descuento, cuando mandó a la grada un penalti que el árbitro pitó asesorado por el VAR y que hizo recordar el que marró con Francia en la pasada Eurocopa.
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Hasta el segundo gol de Messi, el PSG tenía poco que celebrar, superado por un ordenado y voluntarioso conjunto alemán que mereció mejor suerte, pero que sigue sin sumar en Europa.
El Leipzig demostró la valentía que le caracteriza, un equipo alegre y sin complejos que no se achantó ante la puesta en escena de la que tildan como mejor plantilla de Europa.
Envalentonados, los germanos, que ya habían recibido un aviso de Draxler a pase de Ander Herrera, adelantaron líneas y dejaron abierta la puerta al contragolpe, que llegó en el minuto 9, con el Leipzig paralizado reclamando una falta y una vertiginosa combinación entre Marquinhos, Draxler y Mbappé, que demostró su velocidad, potencia y acierto.
Fue su primer gol en la Liga de Campeones esta temporada y la primera aparición en el partido del joven prodigio francés, que se convirtió en una amenaza constante para la defensa adversa.
El Leipzig no se vino abajo. Mantuvo su juego, con la presión alta y el balón casi constantemente en el área francesa, sometida a una fuerte presión y achicando agua. En el 25 Marquinhos sacó un balón bajo palos y dos más tarde André Silva estrelló el balón en la madera.
La amenaza de Mbappé no era suficiente, mientras Messi navegaba en aguas turbulentas rodeado de rivales. Con todo fiado a la defensa, el empate parecía cuestión de tiempo y llegó en el 28 por obra de su atacante más peligroso, el portugués André Silva, servido por el español Angeliño en una internada por la banda izquierda despoblada de defensores.
La igualada dejó noqueado al PSG y a la grada. El ímpetu inicial se desvaneció frente a la soltura de los germanos, que solo parecieron flaquear en el inicio del segundo tiempo, cuando Messi intentó revitalizar al equipo.
De nuevo superada la defensa por una internada de Angeliño, Mukiele adelantó en el 57 a su equipo ante los impasibles centrales y el drama planeó sobre el cielo de París.
Descontento con su centro del campo, Pochettino sustituyó a Ander Herrera y Guaye y dio entrada a Danilo Pereira y Wijnaldum para reactivar a su equipo.
La fortuna se alió con los franceses en el 67. Un error en el centro del campo de Adams permitió a Mbappé colarse en el área y servir a Messi, que, en dos tiempos, empató la contienda.
Los protagonistas se repitieron en el 73, cuando Simakan derribó a Mbappé en el área y Messi se encargó de trasformar la pena máxima 'a lo Panenka'.
Al Leipzig ya no le quedó voluntad para más, sometido al fuego sin concesión de las estrellas francesas. Mbappé pudo agrandar la herida cuando el VAR advirtió de un penalti a Hakimi que había pasado desapercibido al colegiado. Pero el francés lo lanzó por encima del larguero.