Acompañada de sus dos hijos, Daniela Cordero Arenas, esposa de Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, arribó la tarde de este viernes al penal de Santa Martha Acatitla para repartir juguetes a menores que viven con sus madres en reclusión.
La familia de Batres se presentó en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, para el que se utilizó seguridad privada e integrantes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, quienes fueron reasignadas este día de otros centros penitenciarios.
También asistió Gerardo Lobato Villarreal, director ejecutivo de Prevención y Reinserción Social del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, de acuerdo a custodias entrevistadas por Latinus.
La esposa de Batres y los funcionarios capitalinos fueron recibidos por Adriana Villeda, encargada de despacho de la dirección del penal, quien vestía de blanco con un abrigo en ese tono y negro, a cuadros.
En el acto organizado por el Día de Reyes, la directora Villeda repartió bolsas grandes de dulces a un grupo de menores seleccionados previamente, y quienes más tarde, tuvieron una breve convivencia con los hijos de Martí Batres.
Al resto de los infantes se les entregaron dulces a granel, una rebanada de pastel y un vaso de refresco.
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La llamada “sala grande” fue adornada con globos y motivos navideños, y el patio con palapas, un techo transparente y mesas fijas, donde las internas se reúnen con familiares y amigos los días de visita.
El evento contó con Melchor, Gaspar y Baltazar, los tres reyes magos, personas contratadas por la SCC, además de personal de comunicación social.
A minutos de haber comenzado el festejo, se reportó por los radios que dos internas, Karen “Bebé”, asignada al edificio o dormitorio F, y Wendy “Macho”, del E, comenzaron a intercambiar golpes por la disputa en la venta de estupefacientes.
Comandantes y uniformados corrieron al área donde peleaban las reas, lo mismo que la directora Villeda Salazar, quien incluso estuvo a punto de caer luego de que se le dobló un tobillo a la entrada de uno de los edificios.
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“La directora intervino luego de que separamos a las internas, para repartir abrazos y decir algunas frases como motivacionales de que todo mundo puede vender aquí sin pelear”, aseguró una custodia que apoyó para poner fin a la pelea.
Tras la riña, Daniela Cordero, esposa de Batres, se quedó sola varios minutos, momento que aprovechó Rosa, una reclusa de la tercera edad que vive la mayor parte de su día sentada en una silla de ruedas para acercarse a ella.
Ante esto, el director Villarreal se acercó a ambas, visiblemente molesto.
Rosa logró colarse al evento para pedir que se le permita su traslado al penal de Tepepan, a fin de recibir un mejor tratamiento médico.
“Es que la directora me dice que ya estoy muy vieja y pues yo no tengo la culpa de eso, porque aquí no he podido mejorar mi salud”, comentó Rosa, asignada al edificio o dormitorio C del penal, al funcionario capitalino.
Luego de escucharla, el director Villarreal exigió a gritos a la directora Adriana Villeda que en calidad de urgente diera respuesta a la petición de la rea de la tercera edad, con la esposa de Batres como testigo del regaño, de acuerdo a la versión de las custodias.
