Por Arturo Cerda y Jorge Monroy
Cuando Clara Brugada llegó al hotel sede del cónclave de Morena para definir las candidaturas de nueve entidades, varios de sus seguidores lograron pasar el cerco de seguridad del personal del recinto.
Llegaron hasta el lobby, donde de hizo evidente que también lograron colarse seguidores de Omar García Harfuch. Ahí, estos últimos reclamaron respeto al resultado de las encuestas en la capital del país en favor del exsecretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.
Hubo “guerra de porras” cuando por la zona cruzaron Brugada y García Harfuch, los gritos fueron “coordinadora” contra “coordinador” en apoyo a uno y otro.
En lo momento que por redes sociales inició la señal del anuncio final de las nueve candidaturas, los seguidores de ambos contrincantes burlaron la seguridad del hotel, en conjunto con personal de Morena, por las escaleras.
Los simpatizantes de Clara Brugada y García Harfuch llegaron hasta el salón, en el piso 7, donde fueron detenidos por los organizadores.
Cuando Mario Delgado, presidente de Morena, confirmó que la eventual candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México quedaba en manos de la alcaldesa de Iztapalapa con licencia, hubo gritos de “imposición” y “fraude”.
A esto siguieron forcejeos, y los seguidores de García Harfuch lograron entrar y exponer a gritos su inconformidad.
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Morenistas lograron contenerlos y hacer que volvieran a los pasillos fuera del salón.
Al final, en entrevista, Mario Delgado, presidente de Morena, sostuvo la limpieza del proceso, mientras que García Harfuch se mostró conforme con la designación de Brugada como virtual candidata del partido a la Jefatura del Gobierno.
Por su parte, la alcaldesa con licencia defendió que fueron aplicados los criterios de paridad previamente pactados y rechazó que el afecto del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia ella sea lo que inclinó la decisión a su favor.