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Por Fernando Miranda / Corresponsal
Oaxaca.- Desde hace tres meses, Carlos Alberto Juárez y su familia emprendieron una travesía para dejar su natal Nicaragua, azotada por una crisis económica, política y social, y llegar a Estados Unidos.
Pero antes de concretar ese sueño, Carlos y su familia primero tienen que cruzar el territorio mexicano, una tarea en la que ya se le han ido todos sus ahorros y en la que por cada paso avanzado parece retroceder dos.
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“Vamos con esas expectativas, pero el paso por México ha sido complicado, difícil, nos ha tocado pedir, trabajar. Hay gente buena que nos apoya, pero también hay gente mala”, narra mientras sujeta un letrero con el que pide dinero en un crucero de la ciudad de Oaxaca, con el objetivo de conseguir los recursos para seguir avanzando.
Carlos explica que de los tres meses que lleva su travesía, dos de ellos los han pasado en un ir y venir a la frontera sur mexicana, a la que lo han devuelto en tres ocasiones luego de ser detenidos por autoridades migratorias, mismas que les arrebataron los 500 dólares que tenían destinados para todo el viaje.
“Entramos por Tecomán, que es la frontera entre Guatemala y México, de ahí seguimos a Ciudad Hidalgo y luego a Tapachula. De hecho, tres veces nos ha regresado la migra, pero siempre hemos podido regresar. La primera vez fue de Ciudad Hidalgo a Tecomán; la segunda de Tapachula a Ciudad Hidalgo y la tercera fue de San Pedro Tapanatepec a Arrieta”, cuenta.
Tras superar dichos impedimentos, Carlos y su familia lograron llegar a San Pedro Tapanatepec, municipio de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec que se ha convertido en el lugar donde se expiden los permisos temporales para las personas en tránsito, que les permiten viajar de forma legal por el territorio mexicano.
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La historia de Carlos y su familia no es aislada. De acuerdo con datos del gobierno de Oaxaca, esta entidad se ha convertido prácticamente el paso obligado de miles de migrantes de al menos 16 países que buscan llegar a Estados Unidos.
Sólo de mayo a la fecha, mes en el que se habilitó por segunda vez la entrega de permisos en Tapanatepec, han cruzado por el suelo oaxaqueño 60 mil 280 personas en tránsito.
Ante este alto flujo de personas, apenas la semana pasada el gobierno estatal reconoció que se han presentado una serie de problemáticas que afectan la ciudadanía, pues muchos extranjeros se quedan estacionadas por varios días en ciudades del Istmo de Tehuantepec o la capital.
En ciudades como Juchitán, por ejemplo, los boletos de autobús de las 21 corridas diarias están agotados hasta la próxima semana, lo que ha desencadenado una doble problemática: por un lado el descontento de los pobladores zapotecas que no tienen medios para viajar fuera de la ciudad, y por el otro los riesgos a la salud que implica que cientos de migrantes se queden varados por días, durmiendo en la terminal de autobuses y aseándose en parques y áreas verdes.
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Algo similar pasa en Oaxaca donde las personas en tránsito se han estacionado en las distintas terminales de autobuses e incluso han instalado casas de campaña en lo que consiguen el dinero, trabajando o pidiendo, para continuar con su viaje a la frontera norte.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobierno (Segob), de enero al 15 de agosto se ha atendido a 117 mil 67 personas migrantes; en ese periodo se duplicó la totalidad de las personas migrantes “rescatadas” durante el 2022, que fueron 52 mil 368.
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