Una ministra pasante: Yasmín Esquivel, candidata a presidir la SCJN, plagió su tesis de licenciatura

Foto: Cuartoscuro

Por Guillermo Sheridan*

En este reciente video, https://youtu.be/lbaMstmKxW0 difundido por @lajornadaonline, la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Lic. Yasmín Esquivel Mossa, se declaró lista para presidir esa institución del Poder Judicial de la Federación, una ambición que parece apoyar el presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador.

En ese video, la ministra criticó la corrupción, a la que declara “un cáncer que aqueja en las sociedades”, y más cuando ensucia la impartición de justicia. “En el tema de la corrupción debemos ser implacables”, agrega enfáticamente. Luego subrayó que “un aspecto que tenemos, que es muy fuerte y relevante para combatir la corrupción, es la denuncia”, por lo que convocó a la ciudadanía a denunciar corrupción donde la vea. 

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Que conste.

En mi calidad de ciudadano y acatando el llamado de la ministra Lic. Yasmín Esquivel Mossa, procedo, pues a denunciar un acto de corrupción cometido por la pasante Yasmín Esquivel Mossa.

Ese acto consiste en que la tesis para obtener la licenciatura en derecho que la pasante Yasmín Esquivel Mossa defendió en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Aragón de la UNAM, en septiembre de 1987, titulada Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 Apartado A es plagio de una tesis previa, la titulada Inoperancia del sindicato de los trabajadores de confianza del Artículo 123 Constitucional Apartado “A”, que en julio de 1986, defendió el Lic. Edgar Ulises Báez Gutiérrez en la Facultad de Derecho de la UNAM.

El trabajo de la Lic. Yasmín Esquivel Mossa puede leerse en TESIUNAM, el repositorio de tesis de la UNAM en esta dirección electrónica: http://132.248.9.195/pmig2017/0049842/Index.html

 He aquí la portada de la tesis de la pasante Esquivel Mossa:

Y he acá la portada de la tesis del Lic. Báez Gutiérrez, en el mismo repositorio: http://132.248.9.195/pmig2018/0033882/Index.html

Desde luego puede alegarse que no es la primera vez que dos académicos emprenden trabajos sobre el mismo tema y casi al mismo tiempo; más complicado sería explicar que la coincidencia se prolongue al índice de las tesis. Veamos la primera página del índice de la pasante Yasmín en 1987:

Y ahora veamos la primera página del índice de la tesis del Lic. Édgar Ulises en 1986:

Con el resto de los índices ocurre lo mismo. Y bueno, cuando ya no es posible apelar a la casualidad, es cuando se constata que el texto de ambas tesis también es idéntico. Por ejemplo, escribe la pasante Esquivel Mossa en su CAPÍTULO 1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA (p. 3):

Y escribe el Lic. Édgar Ulises en su CAPÍTULO I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA (p. 4):

Veamos un último ejemplo elegido al azar. Escribe la pasante Esquivel (p. 64):

 Y escribe el Lic. Édgar Ulises (p. 69):  

Considero, pues, que la pasante Yasmín Esquivel Mossa plagió en su totalidad la tesis del Lic. Báez Gutiérrez. Esto significa que la tesis de Esquivel Mossa queda invalidada, así como su título profesional de licenciada en derecho, mal habido, en tanto que se consiguió engañando a los sinodales, a la UNAM, a sus compañeros, al pueblo de México que financió sus estudios y, desde luego, a sí misma.

A quien no engañó nunca fue a la directora de su tesis, la Lic. Martha Rodríguez Ortiz, que debería haberse percatado del hurto, pero no sólo por ser la directora, sino porque también dirigió la tesis del Lic. Báez Gutiérrez y, por tanto, la conocía bien: una tesis idéntica a la de la pasante Yasmín y, para el caso, idéntica a otras dos tesis posteriores, una de 2008 y otra de 2010, que también dirigió.  

La tesis plagiada es a tal grado multiplicante que no queda sino suponer que la directora de tesis Rodríguez Ortiz y la pasante Esquivel Mossa obraron de común acuerdo en la elaboración del fraude. Eso quiere decir que no sólo fue un plagio, sino un acto de corrupción, ese “cáncer” contra el que es necesario ser “implacables”, como exige la pasante Yasmín Esquivel Mossa desde la silla que ocupa en la Suprema Corte de Justicia.  

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Triste cosa. Además de ser una forma de corrupción, el plagio académico va en contra de la revolución de las conciencias, del humanismo mexicano y del “No mentir, no robar y no traicionar”, principios rectores de la llamada “Cuarta transformación”. No parece importar mucho: quien sostiene esos principios considera honestos a su intelectual plagiario, a su procurador general plagiario, a su director del CIDE plagiario, a su jefe de comunicación social de la presidencia plagiario y, ahora, a la pasante plagiaria.

Porque licenciada no es: es pasante, y eso sólo si vuelve a presentar una nueva tesis honesta.

*Guillermo Sheridan es académico de la UNAM

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