Por Julio Astorga
El gobierno de la Ciudad de México ha señalado como responsables del deterioro en la salud del ahuehuete plantado en el Paseo de la Reforma a los ciudadanos que se manifiestan en las inmediaciones de la glorieta, aunque el árbol lleva cercado más de dos meses.
De acuerdo con información entregada vía transparencia, la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) asegura que las manifestaciones son uno de los factores que afectaron la adaptación del ahuehuete, ya que las marchas han sido acompañadas de “conductas inapropiadas y que son dañinas”.
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El 5 de junio se colocó el ahuehuete en sustitución de la icónica palma de Reforma. Tres meses después, el 5 de septiembre, la Sedema giró instrucciones para colocar vallas de protección para aislarlo de factores que intervengan en su desarrollo.
Durante el periodo sin protección, pasaron cuatro protestas sociales en las inmediaciones de la glorieta, que incluso se congregaron en el jardín alrededor del árbol. “Constantemente se han presentado diversos grupos de manifestantes quienes han arrojado objetos y productos como veladoras, pétalos de flores, etc., lo que provoca una contaminación del área”, acusó la Secretaría.
La avenida Paseo de la Reforma, donde se ubica la glorieta que es hogar del ahuehuete, es usada frecuentemente para realizar actos de protesta social en los que el “pisoteo constante” compacta el suelo alrededor del árbol y limita la adecuada aireación para el desarrollo de las raíces, según la Sedema.
Sin embargo, la glorieta donde está el ahuehuete fue tapiada desde hace dos meses para impedir el acceso de personas. La distancia entre el árbol y un ciudadano que camina en sus inmediaciones es de por lo menos cinco metros.
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A los pocos días de sembrado, el ahuehuete comenzó a perder sus hojas y a lucir seco. Un mes después de su plantación, el 7 de julio, la Sedema argumentó en un boletín que el árbol estaba en proceso de adaptación. Dijo que las condiciones de la Ciudad de México son distintas a las que vivió en Nuevo León, donde nació y creció dentro de un vivero privado.
En un comunicado del 21 de julio, la dependencia capitalina aseguró que el árbol ya presentaba brotes verdes y señaló que “en los próximos días empiecen a brotar nuevas hojas en las ramas”. Hoy, el árbol sigue sin presencia de hojas ni brotes.
La Sedema afirma que sigue vivo. Según el documento entregado vía transparencia el 18 de octubre, el ingeniero Edgar Ojeda Sotelo y el biólogo Saúl Segura aseguraron que continúa vivo pues, según esos expertos, el que sus ramas sean flexibles y presente turgencia en su interior son signos de que continúa con vida.
Otros factores de deterioro, de acuerdo con la Sedema, son el “choque” que sufrió a los pocos días de plantado, el clima y la compactación de suelo.
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A esto se suma que en la zona donde se ubicó a este árbol los vientos “son constantes”. Este paso de corrientes de aire ha provocado la deshidratación y pérdida de follaje, de acuerdo con la dependencia ambiental.
Tras la muerte de la palma que había en la glorieta, el gobierno de la ciudad decidió hacer una votación ciudadana por internet para escoger la especie que la sustituiría.
Entre las candidatas se encontraban especies no nativas, pero que se han adaptado al clima del Valle de México: jacarandas, palma canaria o ceiba. Finalmente, el ahuehuete le ganó a la palma canaria por seis mil votos en el concurso que culminó el 8 de mayo.
La Sedema reconoció la semana pasada que el ahuehuete también presenta problemas de tipo fitosanitario. De acuerdo con un estudio que se le realizó en septiembre, hay presencia de los hongos patógenos rhizoctonia, fusarium solani y verticillium sp en las raíces.
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Estas especies de hongos producen pudrición de raíces en los árboles, de acuerdo con información de la Comisión Nacional Forestal. En su manual de enfermedades de viveros forestales se identifica a los hongos del tipo rhizoctonia como un mal común en los viveros, que son favorecidos por suelos con un mal drenaje.
