Por Gerardo Martínez
Como buenos mexicanos, dejamos todo “hasta el último momento”. La Selección Mexicana logró su boleto a la Copa del Mundo de Qatar 2022 en el último partido del Octagonal Final, luego de vencer 2-0 a El Salvador en el Estadio Azteca, sin embargo, aquí te dejamos lo bueno, lo malo y lo feo del Tricolor en su camino eliminatorio hacia el máximo evento del balompié.
LO BUENO:
Clasificar a la Copa del Mundo. Si bien México pertenece a una de la zonas más débiles del orbe en cuestión futbolística (Concacaf), aprovechó las bondades del sistema de competencia y de los 3.5 lugares que otorga la FIFA para colarse al evento ecuménico. Dicho de otro modo, podrán cuestionarse formas y fondos, pero al final del día, el objetivo se cumplió y el Tri repite participación mundialista por octava ocasión consecutiva (no falta desde Estados Unidos 94’). Por fortuna habrá color y calor mexicano desde el 21 de noviembre de este año en tierras de Medio Oriente.
LO MALO:
Clasificar en segundo lugar de la región. Lejos quedó el mote del denominado “Gigante de la Concacaf”, algo que hoy, estadísticamente hablando, le pertenece a Canadá; sin embargo, en el proceso clasificatorio, México dejó mucho qué desear, pues fue incapaz de ganarle en casa a Estados Unidos y a los de la hoja de maple, mientras que de viaje tropezó contra ellos. Otro tache en el camino, desde nivel directivo y pasando por la afición, fueron las multas obtenidas a nivel federativo impuestas por el ente rector del futbol, debido al grito homofóbico en las tribunas por parte de la afición mexicana.
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LO FEO:
El juego del conjunto azteca, en lo que tiene completa responsabilidad el director técnico, Gerardo Martino. El funcionamiento del equipo fue medianito y por momentos rayó en lo pobre. El ‘Tata’ fue repetitivo con sus formaciones, incluso con jugadores que no pasaban por su mejor momento futbolístico, su dibujo táctico nunca salió del 4-3-3 ni lo ajustó de acuerdo a las características de los rivales. En resumen, fue ‘codo’ de variantes tácticas y el desempeño de los suyos pasó más por los chispazos individuales que por un accionar vistoso y/o eficiente en lo colectivo. Asimismo, lo que debió ser un complemento ofensivo constante como la táctica fija, se dio a cuentagotas y fue instrumento de salvación, tal como ocurrió en San Pedro Sula ante Honduras; en contraparte, en defensiva, las pelotas paradas siempre fueron un dolor de cabeza agudo para el elenco dirigido por el argentino. ¡Mucho por mejorar!
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Si bien Martino confía en que México muestre su mejor versión en el Mundial, dependerá de sus futbolistas brillar en la justa qatarí y trascender, algo que sólo aplica, cada ciclo, del famoso quinto partido en adelante.
