'A Chiara' retrata a una joven que es separad de su familia, involucrada en la mafia, y es llevada a una casa de acogida. FOTO: Instagram @quinzaine_des_realisateurs
Les Magnétiques, del francés Vincent Maël Cardona y A Chiara, del italo-estadounidense Jonas Carpignano se coronaron en la Quincena de Realizadores, una sección paralela e independiente del Festival de Cannes.
Aunque la sección como tal no entrega ningún galardón propio, sí lo hacen sus socios. El de la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos (SACD), concedido a un filme de habla francesa, lo recabó Cardona por su ópera prima, enmarcada en un pequeño pueblo de provincias a principios de los ochenta.
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El Europa Cinemas Label, en el que los miembros de la red de distribuidores Europa Cinemas distinguen a una película europea e impulsan su promoción, fue para la cinta de Carpignano, una aproximación a la mafia a través de la hija de uno de sus integrantes. Cuando la joven descubre su verdadero oficio, debe elegir entre la fidelidad a los suyos o su propio camino.
El jurado estimó que, a través del empoderamiento gradual de su protagonista (Swamy Rotolo), que actúa con sus familiares, la película aborda desde una nueva perspectiva un género ampliamente cubierto en el cine.
El filme toma como referencia el programa en Italia que separa a hijos de los mafiosos de sus propias familias, llevándolos a hogar de acogida, para intentar romper el círculo de la transmisión de sus valores.
“Cuando lo piensas de forma intelectual, tiene sentido, pero la película se pregunta a qué precio”, indicó el director que en su investigación conoció a adolescentes que habían participado en esa iniciativa.
El cineasta, que creció entre Nueva York y Roma, espera que su película contribuya al debate: “Intento no juzgar las decisiones que toma la gente sin ver las opciones que estaban a su disposición. Definir a las personas sólo por lo que hacen, sin mirar quiénes son, es problemático en todos los aspectos de la vida“.
Carpignano ganó este mismo premio en 2017 con A ciambra.
En la Quincena de Realizadores han participado cineastas que después se consagraron como George Lucas, Martin Scorsese, Ken Loach, Jim Jarmusch, Michael Haneke, los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne y Sofia Coppola.
Esta edición, que comenzó el 7 de julio, “ha tenido un nivel altísimo”, indicó el español Javier Heras, miembro del jurado del Europa Cinemas Label.
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“Había varias óperas primas de directores y directoras muy jóvenes, y aún así hemos detectado una fuerza, una pasión y unas ganas de buscar nuevos enfoques y hacer cine lejos de los cánones habituales que nos encantó”, añadió.
Este año, el uruguayo Manuel Nieto Zas presentó su tercer largometraje, El empleado y el patrón, protagonizado por Nahuel Pérez Biscayart, y la brasileña Anita Rocha da Silveira acudió con su segunda película, Medusa.
La costarricense y sueca Nathalie Álvarez Mesén estrenó su ópera prima, Clara Sola, y el italiano e ítalo-estadounidenses Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis llevaron también su primer largometraje, Re Granchio, una coproducción argentina.
Esta sección paralela de Cannes apuesta igualmente por los cortometrajes, para los que no concede ningún galardón.
Entre ellos, Sycorax, del director español Lois Patiño y el argentino Matías Piñeiro, que firman conjuntamente un acercamiento a la obra de Shakespeare La tempestad.
El también español Alberto Mielgo introdujo The windshield wiper, una visión muy personal sobre el amor y las relaciones, y el toque en español llegó igualmente de manos del argentino Sebastián Schjaer con El espacio sideral.
Con información de EFE
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