Christian Boltanski, uno de los artistas franceses contemporáneos más importantes del mundo, murió a los 76 años, en Paris, informó el exjefe del Museo de Arte Moderno del Centro Pompidou, Bernard Blistène.
El artista luchó contra el olvido con instalaciones que hacían referencia a personas y destinos anónimos. Bombillas desnudas colgando del techo, montones de ropa gastada y sin usar, son algunas de las instalaciones que representaban la resignificación de la memoria.
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Si bien Christian Boltanski fue reconocido por sus instalaciones, también destacó en la fotografía, el cine y la escritura.
Nació el 6 de septiembre de 1944, casi un mes después de la Liberación de París tras la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial. Sus padres eran un médico de ascendencia judía y la escritora católica Annie Lauran.
“Nací justo al final de la Segunda Guerra Mundial y crecí escuchando a los amigos de mis padres, supervivientes del Holocausto, relatar sus tristes historias durante noches enteras. Desde bebé supe que el mundo es un lugar terrible y que todos íbamos a morir”, confesó en una entrevista a El País.
De formación autodidacta, comenzó su carrera a los 14 años, realizando pinturas en gran formato de escenas históricas, de corte expresionista. Sin embargo, queda poco rastro de su obra pictórica, ya que para fines de los 80 destruyó la mayoría de sus cuadros.
A mediados de la década de 1970 participó en la documenta de Kassel, una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, en la que diseñó una instalación permanente en el nuevo edificio de la Academia de las Artes de Berlín.
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Además, a Boltanski se le otorgó un lugar permanente en el sitio del Patrimonio Mundial de Völklinger Hütte con una instalación en la que se puede escuchar los recuerdos de los antiguos trabajadores.
También diseñó, en 2018, un monumento conmemorativo de las personas que tuvieron que realizar trabajos forzados en Völklinger Hütte.
