Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) solicitaron una investigación contra el presidente electo de Irán, Ebrahim Raisi, al que le acusa de participar en la desaparición forzada, la tortura y asesinato de disidentes políticos cuando fue parte de la llamada “comisión de la muerte” a finales de la década de los 80.
La secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Agnès Callamard, denunció hoy que Raisi como jefe del Poder Judicial ha presidido “una creciente represión de los derechos humanos que ha provocado la detención arbitraria de cientos de disidentes pacíficos, defensores de los derechos humanos y miembros de grupos minoritarios”.
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“El hecho de que Ebrahim Raisi haya llegado a la Presidencia en lugar de ser investigado por los crímenes de lesa humanidad de asesinato, desaparición forzada y tortura, es un triste recordatorio de que la impunidad reina en Irán”, lamentó Callamard.
“Seguimos pidiendo que Ebrahim Raisi sea investigado por su implicación en crímenes pasados y presentes contra el derecho internacional”, dijo.
AI recordó asimismo que ya en 2018 documentó cómo Raisí había sido miembro de la llamada “comisión de la muerte”, que supervisó las ejecuciones de presos políticos de 1988.
Por su parte, HRW aseguró que la victoria de Ebrahim Raisi “no fue ni libre ni justa y genera serias preocupaciones sobre los derechos humanos y la responsabilidad en el país”.
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“Las autoridades iraníes allanaron el camino para que Ebrahim Raisi se convirtiera en presidente mediante la represión y unas elecciones injustas”, dijo Michael Page, subdirector para Oriente Medio de HRW. “Como jefe del represivo poder judicial de Irán, Raisi supervisó algunos de los crímenes más atroces en la historia reciente de Irán, que merecen investigación y rendición de cuentas en lugar de la elección para un alto cargo”.
“La comunidad internacional tiene una responsabilidad críticamente importante hacia el pueblo iraní, que ha enfrentado una brutal represión y sanciones internacionales en los últimos años”, dijo Page en un comunicado.
“Los líderes deben unirse para aumentar la rendición de cuentas, mientras se aseguran de que el compromiso rompa el aislamiento de la sociedad civil iraní y los actores locales, que están presionando por un mayor respeto por los derechos humanos en el terreno”, aseguró.
Respaldado por el poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, Raisi -un aliado cercano del ayatolá Ali Jamenei– sería el primer presidente iraní sancionado por Washington antes incluso de asumir el cargo, por su participación en la ejecución masiva de presos políticos en 1988, así como por su etapa al frente del criticado poder judicial, uno de los que más ejecuciones realiza en el mundo.
Con información de EFE.
