El ultraconservador Ebrahim Raisi, juez sancionado por EU, gana las elecciones presidenciales de Irán

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Ebrahim Raisi, presidente electo de Irán. Foto: AP

El clérigo ultraconservador Ebrahim Raisi, jefe del Poder Judicial y quien está sujeto a sanciones estadounidenses, logró una aplastante victoria en las elecciones presidenciales de Irán, según los resultados preliminares, y fue ya felicitado por sus rivales.

El jefe de la comisión electoral del país y viceministro del Interior, Yamal Orf, informó de que Raisi obtuvo 17 millones 800 mil votos de un total de 28 millones 600 votos papeletas escrutadas hasta ahora, es decir, el 62%.

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Los resultados iniciales mostraron que Raisi dominó la votación, pero solo después de que un comité controlado por el ayatolá Ali Jamenei descalificó a sus principales rivales.

Estos 28.6 millones de votos, aunque no es el total definitivo, indican una participación inferior a rondas anteriores, ya que estaban convocados a las urnas más de 59 millones de iraníes. Los sondeos oficiales sugieren que la participación podría ser del 44%, muy inferior al 73.3% de 2017.

Aunque cientos de iraníes, incluidos familiares de disidentes asesinados desde la revolución islámica iraní de 1979 y presos políticos, han pedido un boicot electoral, se espera que el núcleo de partidarios del sistema apoye a Raisi.

Los otros tres candidatos eran Mohsen Rezai, que obtuvo 3.3 millones de votos; Abdolnaser Hemati, que logró 2.4; y Amirhosein Qazizadeh Hashemi, un millón. Se entiende que el resto de sufragios han sido en blanco o inválidos.

El único candidato moderado que concurría en los comicios, el exgobernador del Banco Central, Hemati, reconoció al clérigo ultraconservador como vencedor en un mensaje en su cuenta de Instagram.

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Hemati expresó su esperanza de que el próximo gobierno, que tomará posesión en agosto, “mejore la situación de la población y genere orgullo para la República Islámica“.

El actual mandatario, el moderado Hasan Rohani, felicitó asimismo al presidente electo, aunque sin nombrarlo debido a que por ley se debe esperar al anuncio oficial de los resultados.

“Está claro quién ha sido elegido por la gente (…) Esperamos que en los próximos 45 días haya mejoras para el próximo gobierno, tanto en materia de sanciones como de coronavirus“, agregó, aludiendo a algunos de los problemas del país que Rohani está intentando solventar en el fin de su mandato.

También los conservadores Rezai, secretario del Consejo de Discernimiento, y el diputado Qazizadeh Hashemi felicitaron a Raisi por su victoria y le desearon éxito.

“Las elecciones demostraron una vez más que la nación iraní no duda en salvaguardar y fortalecer el sistema islámico”, dijo Rezai en su mensaje.

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En las elecciones presidenciales estaba clara la victoria de Raisi debido a la debilidad de sus contrincantes, y lo que generaba más incertidumbre era la participación, muy importante para legitimar el sistema teocrático iraní.

Las rápidas concesiones, aunque no han sido algo extraño en comicios anteriores, pusieron de manifiesto lo que las agencias noticiosas semioficiales del país insinuaron durante horas: que el controlado voto había sido una arrolladora victoria de Raisi en medio de los llamados al boicot.

La televisora estatal trató de restar importancia a la participación, apuntando a los jeques de los reinos del Golfo Pérsico que heredan el poder y a los malos datos de las democracias occidentales. Tras un día intensificando los intentos de las autoridades para movilizar el voto, la cadena emitió imágenes de cabinas de votación atestadas en varias provincias durante la noche, buscando mostrar un incremento de última hora.

Pero desde la revolución de 1979 que derrocó al sha, la teocracia iraní ha utilizado este dato para reforzar su legitimidad, empezando por su primer referéndum, en el que tuvo un respaldo del 98.2% y preguntaba a la población si quería una República Islámica.

Raisi, de 60 años, está respaldado por halcones de la seguridad en su intento por suceder a Hassan Rouhani, un pragmático al que la Constitución le impide cumplir un tercer mandato de cuatro años en el cargo, que dirige el gobierno en el día a día y reporta a Jamenei.

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Respaldado por el poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, Raisi -un aliado cercano de Jamenei que promete luchar contra la corrupción-sería el primer presidente iraní sancionado por Washington antes incluso de asumir el cargo, por su participación en la ejecución masiva de presos políticos en 1988, así como por su etapa al frente del criticado poder judicial, uno de los que más ejecuciones realiza en el mundo.

Una victoria de Raisi confirmaría la desaparición política de políticos pragmáticos como Rouhani, debilitados por la decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo nuclear y volver a imponer sanciones, en una decisión que sofocó su acercamiento a Occidente.

Las sanciones redujeron drásticamente las exportaciones de petróleo de 2.8 millones de barriles por día (bpd) en 2018 a un mínimo estimado de 200 mil bpd en algunos meses de 2020, aunque los volúmenes han aumentado desde entonces. La moneda local, el rial, ha perdido un 70% de su valor desde 2018.

Con la inflación y el desempleo en torno al 39% y el 11%, respectivamente, el liderazgo clerical necesita una alta afluencia a las urnas para fortalecer su legitimidad, dañada tras una serie de protestas contra la pobreza y las restricciones políticas desde 2017.

Jamenei, no el presidente, tiene la última palabra sobre las políticas nuclear y exterior de Irán, así que una victoria de Raisi no interrumpiría el intento de Teherán de revivir el acuerdo nuclear de 2015 y librarse de las sanciones.

Con información de EFE, Reuters y AP

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