La matanza de Torreón, el capítulo olvidado de racismo contra personas asiáticas en México

La matanza de Torreón, el capítulo olvidado de racismo en México a personas asiáticas
Foto: Shutterstock

A raíz de los tiroteos en tres salones de masajes en Georgia, Estados Unidos, en los que murieron ocho personas -seis de ellas mujeres asiáticas-, personas en todo el mundo han llamado a terminar con el racismo y la xenofobia, que aumentó con la pandemia de Covid-19, originada en China.

México no es ajeno a los episodios de racismo en contra de la comunidad asiática. En 1911, ocurrió una matanza de personas provenientes de China en Torreón, Coahuila.

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En las últimas décadas de 1800, comenzaron a llegar miles de migrantes chinos a América, quienes arribaron a México por Ensenada, Baja California; Manzanillo, Colima; Salina Cruz, Oaxaca; Guaymas, Sonora; Mazatlán, Sinaloa; y Ciudad Juárez, Chihuahua.

Muchos de los migrantes que llegaron a Estados Unidos, que tenían entre 15 y 29 años de edad, fueron expulsados del país, por lo que se establecieron en el norte de México.

Los migrantes, 98% de ellos hombres, se desempeñaron en diversos trabajos en diferentes puntos del país, como en plantaciones henequeneras, en vías de ferrocarril, como petroleros, y en compañías mineras. 

Para 1910 los migrantes chinos seguían llegando a México en distintas embarcaciones, algunos para trabajar en el país y otros para reencontrarse con sus familiares.

Pero con el inicio de la Revolución Mexicana, el nacionalismo se utilizó como un arma contra todo lo que fuera “no nacional”, por lo que se registraron manifestaciones violentas en contra de los migrantes chinos en México, quienes recibieron insultos, frecuentemente se veían envueltos en pequeños enfrentamientos y comenzaron a ser asesinados.

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Los migrantes chinos buscaron refugio al norte del país tras ser expulsados de Estados Unidos, donde fueron víctimas de más violencia. Sus comercios fueron asaltados en repetidas ocasiones y, entre 1910 y 1916, un centenar de chinos fueron asesinados en Sonora. En Chihuahua, Francisco Villa les cobraba préstamos forzosos y propiciaba sus asesinatos, y en el aniversario de la Independencia de México muchos fueron apedreados.

El racismo en su contra tuvo un punto álgido el 15 de mayo de 1911, días después de que las fuerzas maderistas orquestaran un ataque en la ciudad de Torreón.

Los ciudadanos, que rechazaban a los migrantes chinos, comenzaron a correr un rumor en el que los responsabilizaban de envenenar agua y alimentos que fueron consumidos por las tropas. Entonces, los soldados obligaban a los migrantes chinos a salir de sus refugios para ser asesinados. Los ciudadanos de Torreón incluso ayudaban a los soldados a encontrarlos y delataban los lugares en los que se escondían.

Algunos cadáveres fueron encontrados descuartizados al interior de sus comercios y se dice que ocurrieron homicidios sin motivo, mutilaciones, fusilamientos masivos, asesinatos con tiro de gracia, y descuartizamientos a tirones de caballo.

De acuerdo con el libro “De la invitación al despojo”, del escritor Ricardo Ham, los cuerpos permanecieron abandonados por semanas, pues los ciudadanos de Torreón no mostraban interés en sepultarlos.

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Una crónica del escritor Ricardo Puig, citada por Ham, habla de cómo las cabezas de los migrantes eran arrojadas por las ventanas o usadas por niños para jugar a la pelota. 

“Ninguno de ellos estuvo a salvo durante la masacre, ni siquiera los cuerpos inertes fueron respetados. Corrió el rumor de que los chinos llevaban dinero en los bolsillos, lo que originó que muchos de los cadáveres fueran despojados de sus ropas y zapatos”, señala Ham.

De acuerdo con el gobierno asiático, el número oficial de muertos que dejó la masacre es de 303 migrantes chinos, de los cuales 62 eran comerciantes, 110 hortelanos, 65 empleados, 56 recién llegados y 10 no identificados.

En los siguientes meses continuaron los ataques contra los chinos en México. En noviembre, un agricultor chino fue asesinado en Durango, en Baja California 10 pescadores chinos estuvieron por ser abandonados para dejarlos morir, en Chiapas continuaron los saqueos a comercios de migrantes chinos y en Coahuila continuaron los ataques contra comerciantes asiáticos.

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