Integrantes de la Industria Restaurantera del Valle de México realizaron una protesta este jueves en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México, para pedir a las autoridades capitalinas que permitan la reapertura total de sus negocios.
Como parte de un nuevo “cacerolazo”, los restauranteros se dieron cita desde la mañana en la Plaza de la República, donde colocaron un altar en representación de los negocios que cerraron a causa de crisis económica por la Covid-19.
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Pese a las restricciones por el semáforo rojo, los inconformes exigen poder brindar servicio en sus establecimientos en un horario completo, con cierre hasta las 10 de la noche.
Los restauranteros dijeron no estar conformes con el acuerdo al que llegaron semanas anteriores con las autoridades capitalinas, en el que se estableció la reapertura con un horario máximo de servicio hasta las 6 de la tarde.
Como parte del acuerdo se pidió a los restauranteros brindar servicio sólo en áreas al aire libre, como banquetas y terrazas, prohibiendo el acceso a los comensales al interior de los negocios.
Estas medidas fueron tomadas para evitar la propagación de contagios por Covid-19, debido a la saturación hospitalaria que llevó a decretar el semáforo rojo desde mediados de diciembre.
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Muchos no tienen las condiciones para operar al aire libre
Los restauranteros explicaron que muchos de ellos no cuentan con las condiciones para atender a los clientes al aire libre, por lo que tienen impedimento para ofrecer sus servicios, pese a estar abiertos.
Destacaron que las ganancias de las ventas “sólo para llevar” no alcanzan para cubrir sueldos de los empleados, renta e insumos para seguir operando.
Luego del acuerdo con las autoridades, como condición para permitirles la reapertura durante el semáforo rojo, los restauranteros refirieron que los cierres a las 6 de la tarde afectaron el servicio.
Las ganancias son mayores en horario nocturno
En protestas pasadas, algunos detallaron que en el horario nocturno obtienen alrededor del 45% de sus ganancias, por lo que solicitaron a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, poder cerrar hasta las 10 de la noche.
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Argumentaron que los cierres nocturnos permitirán, incluso, evitar aglomeraciones en el transporte público en horas pico.
Ante la falta de un acuerdo con las autoridades a sus nueva peticiones, volvieron a salir a protestar y amagaron con continuar los “cacerolazos” hasta que les permitan una reapertura completa.
