“Facturas sorpresa” en los hospitales de EU están por culminar, advierten

Defensores y legisladores presionan a hospitales de EU; exigen más ayuda con las facturas
Foto: EFE

EFE.- Las “facturas sorpresa” que cuestan millones de dólares a pacientes en hospitales estadounidenses van a desaparecer, gracias a una nueva legislación que comenzará a aplicarse en 2022.

La ley, escondida en el inmenso paquete de estímulo aprobado en Washington para cerrar el año, busca acabar con una práctica odiada por casi por todos.

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No obstante, ha tardado años en ser frenada a causa de los multimillonarios esfuerzos de “lobby” de las compañías que se benefician de ella.

Las conocidas como “facturas sorpresa” se dan cuando un paciente acude a un hospital de la red cubierta por su seguro, pero es tratado por un médico u otro profesional que no está dentro de esa red.

Ese médico factura sus servicios por separado y a un precio más elevado por no tener un contrato con la aseguradora y, cuando el seguro rechaza cubrirlos (por ser excesivos)  el pago recae en el paciente.

Esta situación se da el 20% de las veces en que un estadounidense visita  urgencias, donde no está en situación de elegir qué doctor le trata ni de informarse de los costos.

También sucede en los traslados de los hospitales, con ambulancias que no forman parte de la red cubierta por la aseguradora, pese a que el hospital sí lo está.

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Precios inflados en las “facturas sorpresa”

La “factura sorpresa” media ronda en los 600 dólares, pero son habituales los casos donde ascienden a miles de dólares.

“Estos precios son a menudo tres veces más que los habituales”, explica Fiona Scott Morton, profesora de Economía de la Universidad de Yale y que ha investigado el problema.

El fenómeno de las “facturas sorpresa” se ha disparado en los últimos años, con empresas de dotación de personal que lo han convertido en su modelo de negocio.

La táctica de estas compañías consiste en contratar a médicos que trabajan en salas de urgencias y sacarlos de los acuerdos entre el hospital y las aseguradoras, para que puedan cobrar precios más altos.

“Es una táctica de engaño que está claramente haciendo daño a los consumidores y elevando los costes de la salud”, señala Scott Morton.

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Sin embargo, con cantidades millonarias invertidas en ese negocio, varias firmas han invertido para impedir que se regule una forma de hacer negocio que ha sido muy criticada.

Una solución, pero no completa

A partir del año próximo, cuando proveedores médicos y compañías de seguros no logren acordar un precio, deberán usar un sistema de arbitraje para que fije una cantidad “justa”.

Así, los pacientes estarán protegidos de estas “facturas sorpresa” y, como mucho, tendrán que hacer frente a los pagos que su plan de seguro requiera para tratamientos dentro de su red.

Según algunos analistas, la crisis de la Covid-19 ayudó a esos intereses, al hacer que los legisladores tuviesen más reparos a la hora de frenar algo que beneficia sólo a médicos en plena pandemia.

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