Por Claudio Ochoa Huerta
Terminó la espera. Amy Coney Barrett es la mujer nominada por el presidente de Estados Unidos a ocupar el lugar que quedó vacío en la Corte Suprema, tras la muerte de Ruth Bader Ginsburg.
Esta tarde, en la Casa Blanca y desde un Jardín de las Rosas que lució repleto de banderas de Estados Unidos, el presidente Donald Trump hizo el anuncio. La decoración recordó a la escena vista en 1993, cuando el entonces presidente Bill Clinton nominó a Ruth Bader Ginsburg.
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Trump consideró a Barrett como “una mujer con las credenciales suficientes y altamente calificada para ocupar el puesto”.
Barrett agradeció la nominación y reconoció a Ruth Bader Ginsburg por haberse convertido en una mujer que abrió brecha para las demás en un sector plagado de hombres. También aseguró que los jueces están para cumplir las leyes y no para hacer política. “Asumiré el rol de servir a los estadounidenses y acepto el reto”, dijo.
Amy Coney Barrett es una mujer de 48 años de edad, integrante de la Corte de Apelaciones en Chicago. En caso de que el Senado apruebe su nominación, se convertirá en la integrante más joven de la Corte en la historia. Este puesto es vitalicio, por lo que sus decisiones jurídicas podrían marcar a varias generaciones.
La jueza es identificada en una tendencia conservadora por sus posturas anteriores en contra del aborto y de la migración, y a favor de la portación de armas y de la eliminación de la ley de salud de bajo costo, conocida como “Obamacare”, temas fundamentales en la política del presidente Trump y que recientemente han ampliado la división con el Partido Demócrata.
Coney Barrett es católica. Los liberales han cuestionado si su cercanía con la religión podría interferir en sus decisiones. Está casada con Jesse Barrett, un exfiscal y tienen siete hijos.
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A partir de este momento, el Senado de Estados Unidos, controlado por el Partido Republicano, tendrá la vista encima. Ha trascendido que las audiencias para que el Comité Judicial entreviste a Amy Coney Barrett comenzarán el lunes 12 de octubre.
Aparentemente su aprobación será un mero trámite, porque los republicanos tienen más de 50 votos seguros, que es la mayoría simple necesaria para colocarla en el puesto.
De confirmarse su entrada, el conservadurismo será una amplia mayoría en la Corte Suprema con seis de los jueces en esa tendencia, por tres liberales, algo que no sucedía desde hace 50 años.
También se trataría de un triunfo para el presidente Donald Trump, pues de ser aprobada se convertiría en la tercera integrante de la Corte que designa en sus cuatro años de mandato.
