Mientras las autoridades en Nueva York instan a la población a trabajar desde casa y a aislarse para frenar el contagio de coronavirus, la vida de los trabajadores latinos debe continuar con normalidad.
Fabio Rodríguez, de República Dominicana, y José Luis Robles, mexicano, trabajan para una bodega y un restaurante, respectivamente, donde hacen entregas a domicilio.
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“Tengo miedo de contraer el virus”, dice José Luis Robles, quien hace entregas diariamente a sus clientes sin utilizar guantes.
El mexicano explica que su preocupación es aún mayor porque “las personas (clientes) a la hora de recibir el pedido tampoco usan guantes”. Rodríguez dice estar tranquilo “porque si sigues todas las reglas sanitarias, todo saldrá bien”.
La realidad para los inmigrantes
Esta es la realidad para muchos inmigrantes indocumentados en la ciudad, que por sus empleos se exponen al contagio, explican los activistas Manuel Castro, director de New Immigrant Community Empowerment, y Ángeles Solís, organizadora del grupo Se Hace Camino Nueva York.
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“Los que hacen delivery y los jornaleros son el sector más vulnerable” en esta crisis, asegura Castro.
Muchos trabajadores latinos, según Solís, se ven afectados especialmente porque no pueden recibir beneficios como días pagados por enfermedad, y deben seguir trabajando.
“Tengo miedo de quedarme en la calle, necesito trabajar”, dice Francisca Hidalgo, cajera en un supermercado de El Bronx, de 24 años y agregó “tengo más miedo a quedarme sin empleo que al coronavirus“.
De acuerdo con Solís, “hay falta de claridad” en el mensaje del alcalde, Bill de Blasio, y el gobernador, Andrew Cuomo, de cómo los empleadores deben proteger a sus trabajadores y de cómo estos pueden proteger a su comunidad.
