A casi una semana de continuar con un resfriado, el Papa Francisco dio negativo a la prueba de coronavirus a la que fue sometido al encontrarse en uno de los grupos de mayor riesgo de contagio.
El domingo, por primera vez en su papado, Francisco no participó en los ejercicios espirituales de Cuaresma con integrantes de la Curia Romana por el resfriado.
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El Papa hizo el anuncio de que se ausentaba de sus actividades durante el rezo del Ángelus.
“Por desgracia, un resfriado me impide participar este año. Seguiré la meditación desde aquí”, dijo el pontífice.
En la audiencia del pasado miércoles, Francisco apareció ya algo resfriado y para la tarde aún ofició la misa para la imposición de la ceniza, pero estuvo tosiendo y sonándose la nariz.
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En Italia, el virus del COVID-19 ha dejado 52 muertos, todos ellos personas de la tercera edad con otras graves patologías. La cifra de contagiados asciende a 2 mil 036 personas.
A nivel mundial, el brote afecta a unas 90 mil personas en 71 países (en China más de 80 mil), y es responsable del fallecimiento de una cifra que supera los 3 mil 200 casos.
Avances para contener la enfermedad
La tarde del lunes, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence anunció que para verano u otoño de este año podría estar disponible un tratamiento para combatir el COVID-19.
“Puede que la vacuna no esté disponible para finales de este año, pero un tratamiento que alivie a personas que contrajeron el COVID-19 podría estar disponible para el verano o principio del otoño”, dijo Pence.
Mientras, se confirmó que científicos mexicanos lograron secuenciar el genoma completo del coronavirus, lo que representa un primer paso para generar una “posible vacuna”, dijeron las autoridades del país.
Los especialistas son de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
