Alejandro Robledo M.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluyó que la brecha de vacunación entre países pobres y ricos impactará negativamente en la recuperación laboral y ahondará la desigualdad económica y demográfica entre poblaciones.
En su octava edición de ‘La Covid-19 y el mundo del trabajo‘, el organismo detalla que mientras los países con ingresos altos o medio altos ya tienen una tasa de vacunación parcial de 59.8%, los países en desarrollo promedian 1.6%. Un mayor porcentaje de población vacunada implica menores restricciones en el área laboral y por tanto una pronta recuperación de los empleos, establece.
El ajuste de cifras a la baja que realizó la OIT indica que a pesar de la reactivación en términos de desarrollo económico, el número de horas trabajadas en la escala mundial están estancadas; esto respecto a las cifras que se tenían en 2019 previo a la crisis de Covid-19.
El documento publicado este miércoles reitera que dicha distribución desigual de vacunas a nivel mundial ha posicionado a las economías más pobres con peores expectativas de lo que se tenía previsto.
En el pronóstico anterior publicado en junio pasado, se calculó una baja del 3.5% en la cantidad de horas trabajadas, cifra equivalente a 100 millones de empleos. La actualización indica que la baja es en realidad de 4.3%, es decir el equivalente a 125 millones de personas desempleadas.
De acuerdo con el nuevo informe de la OIT para el 2022 se tiene previsto un déficit de 26 millones de empleos; esta cifra sumada a la tasa de desocupación que se mantenía en 2019, lleva a que el pronóstico de desempleo para el siguiente año sea de 205 millones; es decir una la tasa de desocupación de 5.7%, cifra que no se veía desde 2013. De acuerdo con la OIT, la recuperación del mercado laboral mundial no llegará hasta el 2023.
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Las propuestas del Organismo resaltan la importancia de la cooperación internacional para el financiamiento, la urgencia de promover la vacunación en países en desarrollo y estímulos fiscales enfocados en la creación de empleos. La evidencia en pro de estas medidas es necesaria para disipar la brecha de desarrollo económico entre países ricos y pobres y acelerar la recuperación del mercado laboral, concluye.