AP.- Los sirios salieron a las calles el domingo entre disparos de celebración después de un sorprendente avance rebelde que llegó a la capital y puso fin a los 50 años de férreo gobierno de la familia Assad, y la imagen más representativa de ello se dio con la caída de la estatua de Bashar Al Assad.
Multitudes entusiastas se reunieron en las plazas centrales de Damasco, ondeando la bandera revolucionaria siria en escenas que recordaban a los primeros días de la Primavera Árabe, antes de una brutal represión y el surgimiento de una insurgencia que sumió al país en una guerra civil de casi 14 años.
Otros saquearon alegremente el palacio presidencial y la residencia de la familia Assad después de que el presidente, Bashar Assad, y otros altos funcionarios desaparecieran, sin que se conociera su paradero.
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Rusia, un aliado cercano, dijo que Assad dejó el país después de negociaciones con grupos rebeldes y había dado instrucciones para transferir el poder pacíficamente.
Abu Mohammed Al Golani, un excomandante de Al Qaeda que rompió lazos con el grupo hace años y dice abrazar el pluralismo y la tolerancia religiosa, lidera la facción rebelde más grande y estaba posicionado para trazar la dirección futura del país.
El fin del gobierno de Assad supone un golpe importante para Irán y sus aliados, ya debilitados por más de un año de conflicto con Israel.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunció el domingo que fuerzas israelíes habían tomado una zona de amortiguación en los Altos del Golán que data de 1974, luego que tropas sirias abandonaron sus posiciones.
Los rebeldes enfrentan ahora la desalentadora tarea de sanar las profundas divisiones en un país devastado por la guerra y aún dividido entre diferentes facciones armadas. Combatientes de la oposición respaldados por Turquía luchan contra las fuerzas kurdas aliadas de EEUU en el norte, y el grupo Estado Islámico sigue activo en algunas áreas remotas.
La televisión estatal siria emitió una declaración en video la madrugada del domingo de un grupo de rebeldes diciendo que Assad había sido derrocado y que todos los prisioneros habían sido liberados. El hombre que leyó la declaración pidió a los combatientes rebeldes y ciudadanos preservar las instituciones del “Estado sirio libre”.
El comandante rebelde Anas Salkhadi, que apareció en el canal más tarde el domingo, intentó tranquilizar a las minorías religiosas y étnicas de Siria: “Siria es para todos, sin excepciones. Siria es para drusos, suníes, alauíes y todas las religiones”.
“No trataremos a la gente como lo hizo la familia Assad”, agregó.
Estallan las celebraciones en la capital
Al amanecer en Damasco, mucha gente se reunió para rezar en las mezquitas de la ciudad y celebrar en las plazas, cantando “Dios es grande”. La multitud también coreaba consignas contra Assad y tocaba las bocinas de los coches.
Varios adolescentes recogieron armas aparentemente abandonadas por las fuerzas de seguridad y dispararon al aire.
Una multitud llenó la plaza de los Omeyas en el centro de la ciudad, donde se encuentra el Ministerio de Defensa. Varios hombres dispararon al aire en celebración y algunos ondeaban la bandera siria de tres estrellas, que precede al gobierno de Assad y fue adoptada por los revolucionarios.
Soldados y policías abandonaron sus puestos y huyeron, y los saqueadores irrumpieron en el Ministerio de Defensa. Videos de Damasco mostraban a familias entrando en el palacio presidencial, algunas de las cuales salían cargando pilas de platos y otros artículos domésticos.
“No dormí anoche, y me negué a dormir hasta que escuché la noticia de su caída”, dijo Mohammed Amer Al-Oulabi, de 44 años, que trabaja en el sector eléctrico. “De Idlib a Damasco, sólo les tomó (a las fuerzas opositoras) unos días, gracias a Dios. Que Dios los bendiga, los leones heroicos que nos hicieron sentir orgullosos”.
El periódico sirio al-Watan, tradicionalmente afín al gobierno, escribió: “Estamos ante una nueva página para Siria. Agradecemos a Dios por no derramar más sangre. Creemos y confiamos en que Siria será para todos los sirios”.
El periódico añadió que los trabajadores de los medios no deberían ser culpados por publicar declaraciones gubernamentales en el pasado.
“Sólo cumplimos con las instrucciones y publicamos las noticias que nos enviaron”, dijo. “Ahora quedó claro rápidamente que era falso”.
Una declaración de la comunidad alauí —a la que pertenece Assad y que ha sido el núcleo de su base de apoyo— llamó a los jóvenes sirios a estar “tranquilos, racionales y prudentes y no dejarse arrastrar por lo que desgarra la unidad de nuestro país”.