EFE.- Los líderes del G20 discutirán el lunes y el martes en la Cumbre de Río de Janeiro la adopción de un impuesto global a los superricos al que se resisten países como Estados Unidos, por lo que lo acordado hasta ahora es una vaga mención a que los ricos contribuyan con el pago justo de impuestos.
La inclusión del asunto en la agenda de las mayores economías del mundo y el posible inicio de negociaciones para implantarlo, que pueden extenderse por años, son considerados como un éxito por Brasil, presidente temporal del foro y autor de la propuesta.
Según la iniciativa brasileña, si los cerca de 3 mil 300 multimillonarios del mundo pagan el equivalente al 2% de sus riquezas en impuestos, es posible recaudar anualmente entre 200 mil y 250 mil millones de dólares para financiar proyectos de combate a la pobreza, el hambre y los cambios climáticos.
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Pese a la ambición de la propuesta, el asunto tan sólo fue citado superficialmente en la declaración de la última reunión que tuvieron los ministros de Economía de las veinte mayores economías del mundo, en julio pasado en Río de Janeiro.
"Con pleno respeto a la soberanía fiscal, buscaremos cooperar para garantizar que las personas con un patrimonio neto ultraalto paguen impuestos de manera efectiva", asegura una declaración sobre cooperación tributaria internacional considerada como histórica por Brasil.
El documento destacó la importancia "de que todos los contribuyentes, incluidas las personas con un patrimonio neto ultraalto, contribuyan con su parte justa en impuestos".
Sin consenso entre los ministros de Economía, la creación del impuesto depende ahora de una decisión política de los jefes de Estado, pero un acuerdo es difícil ante la resistencia de países como Estados Unidos y Alemania.
Entre los países que han declarado su apoyo figuran Francia, España y Sudáfrica, que asumirá la presidencia temporal del foro la próxima semana en el lugar de Brasil.
El ministro brasileño de Hacienda, Fernando Haddad, dice esperar que las negociaciones que mantuvo en un reciente viaje a Washington para encuentros con autoridades de varios países puedan reflejarse en la cita presidencial con más apoyos.
Para el jefe de la delegación de Brasil en el G20, Mauricio Lyrio, independientemente de que sea o no aprobada en Río, el solo hecho de que los jefes de Estado consideren que la tributación progresiva es una importante herramienta para reducir las desigualdades ya es todo un éxito.
"El asunto fue incluido en la declaración de ministros de forma consensual por lo que será abordado por los presidentes, y consideramos que fue un gran avance porque no había expectativa de que todos los países aprobarán su mención en la declaración", afirmó Lyrio en una rueda de prensa la semana pasada.
El diplomático dijo que lo importante fue darle inicio a la discusión, ya que el proceso de transformar esa declaración en una convención o un tratado es muy complicado y puede exigir lustros.
En su declaración, los ministros dijeron que esperan "continuar discutiendo estos temas en el G20 y en otros foros relevantes, contando con los aportes técnicos de organizaciones internacionales, académicos y expertos relevantes".
Según Haddad, Brasil ya comenzó conversaciones con un grupo de trabajo de la ONU sobre tributación justa y con los miembros de la OCDE sobre posibles formas de implementación del impuesto, así como con Sudáfrica, para que dé continuidad al debate en el G20 durante su presidencia del grupo.
El ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, que participó en la cita de julio, pidió que los esfuerzos continúen con la elaboración de una "hoja de ruta" para la futura implementación del impuesto.
Para Cuerpo, lo primero que se necesita es una base de datos sobre la renta y los activos de riqueza de los individuos considerados ultrarricos a nivel internacional.