Reuters.- Los equipos de rescate españoles abrieron este viernes una morgue provisional en un centro de convenciones y lucharon por llegar a las zonas aisladas tras las catastróficas inundaciones que causaron la muerte de al menos 205 personas en la peor catástrofe meteorológica de Europa en cinco décadas.
En Valencia, la región oriental que se llevó la peor parte de la devastación, se desplegaron 500 soldados para buscar a personas que siguen desaparecidas y ayudar a los sobrevivientes de la tormenta, que desencadenó una nueva alerta meteorológica en Huelva, en el suroeste de España.
Es probable que el número de muertos siga aumentando, con decenas de personas aún por contabilizar, dijo Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial encargado de la cooperación con las comunidades autónomas de España, en una rueda de prensa a última hora del jueves.
Te podría interesar
Unos 75 mil hogares siguen aún sin electricidad y los bomberos desviaban gasolina de los coches abandonados en las inundaciones para alimentar generadores que permitieran restablecer el suministro doméstico.
Un bombero que había viajado a Valencia desde Andalucía dijo que estaban yendo de coche en coche en busca de gasolina para ayudar en las tareas de rescate, llevando un tubo de plástico y botellas vacías para recoger el carburante de los depósitos de los coches.
El martes por la noche llovió el equivalente de un año en sólo ocho horas y el desbordamiento de los ríos destrozó carreteras, ferrocarriles y puentes.
Las inundaciones también sumergieron miles de hectáreas de tierras de cultivo en la región, que produce casi dos tercios de los cítricos de España, el país que más naranjas exporta en todo el mundo.
"Todo destruido"
En Alfafar, un barrio de las afueras de Valencia, la tercera ciudad más grande de España, el personal de rescate trepaba por encima de coches y caravanas amontonados en calles estrechas, mientras los residentes arrastraban carritos de la compra por el barro y pasaban junto a un barco arrojado por las aguas en una esquina.
"Todo destrozado... comercios, supermercados, colegios, coches", dijo Patricia Villar, que reside en el barrio.
Voluntarios armados con palos de escoba, palas y cubetas salieron por toda la región para ayudar a limpiar los barrios cubiertos de cieno y escombros. Otros llevaban bolsas de la compra mientras buscaban comida y agua.
A medida que aumentaba el número de muertos, se instaló un depósito de cadáveres provisional en el centro de convenciones Feria Valencia, a las afueras de la capital, según informaron los servicios de emergencia, y los primeros cuerpos empezaron a llegar a primera hora del viernes.
El número de víctimas mortales ha provocado indignación y dolor en España, donde algunas personas acusan a las autoridades de estar mal preparadas y de no haber advertido a la población con suficiente antelación de los peligros que planteaba la tormenta.
Héctor Bolívar, de 65 años y vecino de Valencia, se preguntaba por qué no se había enviado una alerta por SMS hasta las 8:00 de la noche, cuando las fuertes lluvias habían comenzado varias horas antes.
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, aseguró que se siguieron todos los protocolos de gestión de catástrofes y que las autoridades empezaron a avisar a la población desde el domingo.
Aunque las aguas han bajado en la mayor parte de Valencia, los servicios de emergencia aún no han podido llegar a algunas zonas debido al bloqueo de las carreteras. Entre ellas se encuentra Albal, un barrio cercano a Alfafar, según un residente.
Los suministros de agua potable embotellada se estaban agotando en algunos lugares y los vecinos del barrio valenciano de Paiporta se turnaban para vigilar las tiendas después de que las autoridades dijeran que 50 personas habían sido detenidas por saqueo.
De pie en una calle afectada, mientras vecinos y voluntarios hacían lo que podían para limpiar Paiporta, Amber González, residente de 72 años, dijo que reconstruir y recuperarse de las inundaciones llevaría tiempo.
"Por mucha ayuda que tengamos, es poca", afirmó. "Esto no se va a arreglar en un mes ni en dos meses".
La cifra de muertos es la más alta por inundaciones en Europa desde 1970, cuando murieron 209 personas en Rumanía.
Los científicos afirman que los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Los meteorólogos creen que el calentamiento del Mediterráneo, que aumenta la evaporación del agua, desempeña un papel clave en la intensificación de las lluvias torrenciales.
"En relación con estas catástrofes medioambientales, rezamos por los pueblos de la península Ibérica, especialmente por la comunidad valenciana, arrasada por la tormenta", dijo el papa Francisco el viernes mientras dirigía las oraciones en la Plaza de San Pedro del Vaticano.