EFE .- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció que el líder del grupo terrorista Estado Islámico en el Gran Sahara, Adnan Abu Walid al Saharaui, fue “neutralizado” por las fuerzas militares francesas.
“Este es otro gran éxito en nuestra lucha contra los grupos terroristas en el Sahel“, escribió el presidente francés en sus redes sociales.
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Macron añadió que Francia piensa en todos los franceses que murieron en Sahel en las operaciones de Serval y Barkhane, y aseguró que continuarán con la lucha en la región con sus socios “africanos, europeos y estadounidenses”.
Barkhane es, desde 2014, el marco en el que actúan los 5 mil 100 militares franceses desplegados en esa inmensa región desértica. Sucedió a la operación Serval lanzada en 2013 por el entonces presidente, Fran\u00e7ois Hollande, para impedir que los grupos yihadistas que se habían hecho fuertes en el norte de Mali consiguieran tomar las riendas del país.
Macron anunció a principios de junio pasado el fin de la operación Barkhane, al considerar que, después de tanto tiempo, esa presencia francesa “no puede sustituir” a los Estados de la región que “deciden no asumir sus responsabilidades” y no llegan a garantizar ni la seguridad ni los servicios públicos en su territorio.
Medio centenar de soldados franceses fallecieron en esa misión, la cual le cuesta a Francia cerca de 1,181 millones 950 mil dólares anuales y que también erosionó su imagen en la región.
Al anunciar el pasado 10 de junio la reducción de la fuerza francesa antiyihadista en el Sahel, Macron adelantó que la lucha contra el terrorismo se efectuará con fuerzas especiales estructuradas en torno a las operaciones Takuba y EUTM Mali, con participación gala y el foco puesto en ese tipo de intervenciones antiterroristas.
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El dispositivo Barkhane contaba también con siete cazas, 20 helicópteros, entre 5 y 8 aviones estratégicos de transporte, 280 vehículos de combate pesados, otros 220 ligeros y 400 vehículos logísticos, según el Ministerio de Defensa.
Además de luchar contra el terrorismo, la estrategia francesa en la región aspiraba igualmente a que los países del llamado G5 Sahel (Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) lograran la capacidad de garantizar su propia seguridad de forma autónoma.