Un estudio del Banco Mundial indica que uno de cada tres estudiantes de secundaria es violentado físicamente, mientras que uno de cada cuatro sufre de acoso escolar.

Este fenómeno, de acuerdo con este organismo, tiene un costo de 11 billones de dólares en el mundo, debido a que los niños abandonan la escuela o no aprenden tanto como lo hubieran hecho si no existiese la violencia, lo que afecta su desempeño laboral en el futuro y como consecuencia sus ingresos.

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Además del aspecto económico, la violencia en la escuela tiene una amplia gama de otros efectos negativos, indica el Banco Mundial, como una mayor probabilidad de trastornos de la salud desde no dormir bien, dolor de cabeza, de espalda, así como comportamientos de riesgo como consumir drogas y alcohol o tener relaciones sexuales a una edad más temprana.

Y en casos extremos, pero no raros, el suicidio. La probabilidad de llegar a ese punto se da mayormente cuando los niños sufren violencia en la escuela, asegura el instituto.

El Banco Mundial busca contrarrestar este efecto mediante diversos programas para reducir la violencia en las escuelas y sus alrededores.

Menciona que las intervenciones para erradicar la violencia deben implementarse a lo largo del ciclo de la vida, comenzando en la primera infancia y continuando en las escuelas primarias y secundarias.

Actualmente hay varios programas que han mostrado múltiples beneficios -aunque estos se han implementado en países de ingresos altos– como mejorar el aprendizaje, las relaciones y las percepciones positivas de sí mismos.

En un blog de su sitio web, el organismo internacional señala que si bien las evaluaciones se han hecho en países de ingreso alto, la base empírica demuestra que puede replicarse con éxito en países de ingresos bajos.

Cada dólar invertido en esos programas genera múltiples beneficios en el futuro para los niños que están dentro del programa.