EFE.- El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania (Myanmar), Tom Andrews, alertó este miércoles del riesgo de que se produzcan muertes en masa debido a la crisis humanitaria provocada por el conflicto en el este del país.
En un comunicado, Andrews señaló que los militares que tomaron el poder el pasado 1 de febrero están atacando de manera indiscriminada a civiles y poniendo en peligro la vida de miles de hombres, mujeres y niños en el estado de Kayah.
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"Muertes en masa debido a hambruna, enfermedades y falta de cobijo en una escala que no hemos visto desde el golpe del 1 de febrero podrían ocurrir en el estado Kayah si no hay una acción inmediata", precisó el relator de la ONU.
Andrews afirmó que hay informaciones de que el Ejército birmano está bloqueando la llegada de ayuda humanitaria a los civiles, que padecen falta de agua, alimentos y medicinas, al tiempo que los soldados han sido acusados de colocar minas antipersona.
Unas 100 mil personas han sido desplazadas en Kayah debido a los recientes combates entre los soldados birmanos y milicias rebeldes que apoyan al movimiento prodemocrático, según la oficina de Naciones Unidas en Birmania.
La oficina señaló en un comunicado que trabajan en el reparto de ayuda humanitaria, pero hasta el momento llega de manera limitada debido a las dificultades de acceso a la zona y las restricciones de viaje impuestas por las fuerzas de seguridad, entre otras razones.
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Muchos de los desplazados han huido a los bosques, mientras otros han encontrado refugio en comunidades del vecino estado de Shan, indicó la ONU al remarcar que "esta crisis podría empujar a la gente a cruzar la frontera (con Tailandia) en busca de seguridad, como ya se ha visto en otras partes del país".
Además de en Kayah, los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y guerrillas étnicas -que reclaman una mayor autonomía para sus regiones- se han recrudecido en varias zonas del país desde el golpe de Estado militar.
Al menos 857 civiles han muerto desde el sublevamiento por la brutal represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones pacíficas en oposición al mando castrense, según cifras de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
El Ejército de Birmania justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.