EFE.- Las autoridades de Rusia rechazaron hoy la solicitud presentada por la oposición para manifestarse mañana, miércoles, en favor del encarcelado líder opositor, Alexei Navalny, coincidiendo con el discurso sobre el estado de la nación del presidente, Vladimir Putin.

Como argumento para rechazar la solicitud, el departamento de Seguridad Regional del Ayuntamiento de Moscú adujo que ésta fue interpuesta por personas que residen en el extranjero, en alusión a los aliados de Navalny en el exilio.

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Además, recuerda que en la capital rusa está terminantemente prohibido celebrar actos públicos debido a la situación epidémica hasta el 1 de mayo.

También advierte que en caso de que dicha protesta se lleve finalmente a cabo, sus organizadores y participantes pueden ser objeto de casos administrativos o penales.

En la misma línea, el Ministerio del Interior instó el lunes a los rusos a abstenerse de participar en actos no autorizados e incluso de personarse en plazas y calles señalados como puntos de reunión por sus organizadores.

Interior subrayó que tomará "todas las medidas" para mantener la ley y la orden en los lugares de la protesta anunciados por los aliados de Navalny que coincidirá con el discurso anual del presidente ruso, Vladimir Putin, ante la Asamblea Federal.

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A finales de marzo el equipo de Navalny lanzó una campaña en la red para reunir a 500 mil personas dispuestas a salir a la calle para exigir la liberación del político, aunque ante el deterioro de la salud de su líder decidió convocar el acto antes de alcanzar esa cifra.

Según los colaboradores de Navalny, la vida del opositor "pende de un hilo", porque tiene graves problemas de salud y no puede ver a su médico de confianza, motivo por el que declaró el pasado 31 de marzo una huelga de hambre.

Varios doctores acompañados por la médico personal del opositor, Anastasia Vasilieva, acudieron hoy a la prisión en la que se encuentra Navalny en la región de Vladimir, pero los funcionarios les impidieron el acceso.

El opositor fue trasladado el domingo a un hospital para reclusos en el centro penitenciario número 3 de Vladimir, a unos 200 kilómetros de Moscú, después de las presiones internacionales occidentales de los últimos días sobre el Kremlin.