La mitad de las regiones de Italia quedaron este lunes bajo las normas más estrictas de cuarentena, en un intento de frenar un nuevo repunte de los contagios de la Covid-19 que han aumentado los ingresos hospitalarios a niveles más allá de lo manejable.
Las escuelas, desde guarderías a universidades, así como las tiendas minoristas, permanecen cerradas en nueve regiones y en la provincia autónoma de Trento. Los restaurantes sólo servirán comida para llevar. Se declararon zonas rojas por toda la península, desde Lombardía en el norte a Puglia en el sur, con la región de Lazio y la capital, Roma, también incluidas.
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El resto de Italia quedó bajo el nivel naranja de restricciones más leves, mientras que la afortunada Sardinia permanecía en nivel blanco gracias a su capacidad para controlar nuevos focos del virus, asociados a la nueva variante identificada primero en Gran Bretaña.
El Ministerio de Salud desarrolló el otoño pasado una escala de fases con distintas restricciones para las regiones, que se ajustan de forma semanal de acuerdo a sus tasas de contagio, capacidad hospitalaria y otros criterios.
Hasta ahora, sólo unas pocas zonas más afectadas estaban en confinamiento pleno, pero los nuevo focos de las variantes más contagiosas del virus han hecho que cada vez más regiones alcancen la categoría roja, pese a los avances de la campaña de vacunación.
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Ayer domingo, decenas de estudiantes, padres y profesores se concentraron frente a la Cámara de los Diputados de Italia para protestar contra el cierre de las escuelas en varias regiones del país a partir de este lunes, como consecuencia del endurecimiento de las restricciones para controlar los contagios de coronavirus, y que afecta a unos 7 millones de alumnos.
El Gobierno italiano aprobó el viernes un decreto para endurecer las medidas de prevención de contagios desde el 15 de marzo y hasta el 6 de abril, y que entre otras cosas impone el confinamiento blando para todas las regiones que tengan una incidencia semanal de 250 contagios por cada 100 mil habitantes.