La convocatoria a los diputados del Partido del Trabajo (PT) era para aclarar los nueve votos a favor de desechar el dictamen del morenista Cuauhtémoc Blanco por 38 a favor de seguir su proceso de desafuero.

Horas antes de la votación del 25 de marzo en la que Morena, aliados y el PRI dieron “carpetazo” al expediente del exfutbolista acusado de intento de violación, los petistas habían acordado con su dirigente nacional Alberto Anaya hacerlo en bloque para quitarle el fuero tras un debate interno.

Convencidos, la mayoría de los diputados del PT votaron por no desechar el expediente, como lo hizo Reginaldo Sandoval y el buró político de esa bancada como Amadeo Espinosa, Pedro Vázquez, quien llegó tarde a la plenaria o legisladores destacados como Ricardo Mejía, presidente de la Comisión de Transparencia y anticorrupción.

A la plenaria del PT que se llevó a cabo el martes 1 de abril, solamente hubo dos petistas ausentes, las diputadas Ana Luisa del Muro García, por temas personales y Juliana Elizondo Guerra, por enfermedad.

En la reunión a puerta cerrada, Ramón Ángel Flores Robles, diputado federal de Sonora, argumentó que había recibido una llamada del gobernador de esa entidad, Alfonso Durazo, para que votara a favor de desechar el expediente de Blanco.

Petistas confirmaron a Latinus que el secretario de Gobierno de Sonora, Adolfo Salazar Razo, es quien llamó a Flores Robles y no, el gobernador Durazo.

Flores Robles comentó que de no votar en ese sentido, “Durazo iba a cerrarle la llave”.

Molesto, Reginaldo Sandoval, coordinador del PT, cuestionó al diputado sonorense: “¿cómo? ¿pues qué negocios tienes que no hayas comentado?”.

Sandoval cuestionó también si Durazo o el PT lo habían hecho diputado federal.

De hecho, varios de los petistas que votaron en sentido opuesto a su bancada dieron el mismo argumento.

En un intento por defenderse, Flores Robles aseguró el propio Alberto Anaya, líder del PT, habría aceptado que votara a favor de desechar el dictamen del morenista Blanco.

“Pero había un acuerdo de partido”, insistió el coordinador del PT, mientras que Alberto Anaya era informado vía telefónica sobre la respuesta de Flores Robles.

Minutos después en el altavoz de la sala de juntas de esa bancada, se escuchó la voz de Alberto Anaya: “Conmigo nadie habló de manera individual sobre el caso de Cuauhtémoc”.

Luego de la aclaración del “profe” Anaya, el diputado Flores Robles se levantó de su asiento y abandonó la reunión.

Antes de retirarse, el diputado de Sonora trató de mediar entre los reclamos de la diputada Diana Karina Barreras, esposa del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna al coordinador petista, Reginaldo Sandoval.

Luego de que Latinus dio a conocer que el sábado pasado, Gutiérrez Luna celebró la primera comunión de sus dos hijos en el rancho del morenista Pedro Haces, a la que acudieron entre otros, el propio Flores Robles, el coordinador del PT recordó que eran la bancada que va por la reivindicación de los valores del movimiento de transformación.

“Por eso les pido que si vamos a tener algún festejo o celebración, lo hagamos en la justa medianía, sin caer en excesos porque esto va a provocar ataques de los que son contrarios a nosotros”, mencionó sin particularizar.

Sin dejarlo terminar, la diputada Barreras comenzó a reclamar a gritos que “se trataba de su vida privada”.

“¡Mejor pónganse a trabajar! ¡Envidiosos! ¿Tienen coraje porque no los invité?”, preguntó visiblemente alterada.

El resto de los diputados del PT la miraban con las cejas levantadas, ya que la mayoría ignoraba que el coordinador de operación política de Morena además de ofrecer el rancho a Gutiérrez Luna, pagó el banquete y hasta llevó al cura Othón para oficiar la misa en la capilla privada.

Flores Robles, quien sí fue invitado como confirmó Latinus en una llamada al diputado de Sonora, trataba de calmar sin éxito a la esposa de Gutiérrez Luna, quien exigió “no se metan con mis hijos, mi familia”.

La petista Nora Merino Escamilla, quien también acudió a la celebración religiosa, soltó: “estuvo muy bien la fiesta, ¿qué? ¿Están ardidos?”.