Diputados de la 4T y la oposición dejaron de lado la discusión de la reforma que “fortalece la soberanía y contra el tráfico de armas” para reiniciar el debate interno, su guerra interna o guerra de lodo.

Con voz de altos decibeles, de esa que no necesita micrófono, el diputado vocero de Morena, Arturo Ávila Anaya subió a tribuna como último orador a increpar a la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) porque se pronunciaron en contra del dictamen propuesto por la presidenta Claudia Sehinbaum.

Ávila Anaya consideró que “en el ilusorio escenario de que estuviera gobernando su excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, ya le hubieran entregado la mitad del territorio nacional a Estados Unidos”.

“Me refiero a ti, me refiero a ustedes, a Federico Polk, (Federico Döring), líder del cártel inmobiliario y de esta camarilla de virreyes y traidores a la nación”, soltó sin filtro el morenista.

El morenista hizo la analogía con el expresidente de Estados Unidos James Polk, quien invadió México en 1847 y que grupos conservadores de la época aplaudieron y respaldaron.

El diputado vocero de Morena rompió la secuencia monótona de las intervenciones cuando destacó que “ellos son hijos, hijos de Felipe Calderón Hinojosa, entonces, no están viendo la dimensión de lo que implica defender nuestra soberanía”.

Ante “las claras y burdas acusaciones”, desde su curul, el diputado del PAN Federico Dóring aclaró al morenista Ávila Anaya “que no importa de qué tamaño sea su capacidad para hacer el ridículo en tribuna, lo que no puede borrar es el nexo que tiene y alianza intolerable con el narcotráfico al que defienden cada vez que tienen oportunidad en tribuna”.

Döring pidió que “con esa misma pasión y vehemencia hubieran saludado y abrazado a su presidenta el domingo, porque solo tiene esa pasión para defender al narco”.

“Entiendo que siga haciendo méritos después de tres derrotas abominables en Aguascalientes. A ver si con la reelección le regalan otra pluri en el 2027”, dijo en con sorna el panista, lo que provocó el aplauso de José Elías Lixa, coordinador del PAN.
El propio Lixa subrayó que “esta ha sido la primera vez, la primera vez que alguien hace referencia a los hijos de una legisladora (Margarita Zavala)”.

“No aceptamos que ningún legislador se meta con los hijos de ningún otro legislador y particularmente del PAN. Hacemos un llamado a que controlen sus emociones”, decía Lixa cuando Dolores Padierna, presidenta en turno de la Cámara de Diputados pidió que concluyera.

El coordinador Lixa siguió: "y no hagan señalamientos de hijos, ajenos, que no tengan absolutamente nada qué ver con el debate.
El morenista Luis Humberto Fernández pidió un mínimo de congruencia por la frase ‘con los hijos no’".

“Órale, se las tomamos, pero con los hijos de ningún político. Hay que ser congruentes, hay que ser macizos”, exigió en clara alusión a que el PAN tiene como clientes frecuentes a los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador.

Abajo, el diputado Lixa se desgañitaba reclamando que no se le había concedido más tiempo como se acordó para todos los coordinadores, luego de que el 10 de octubre pasado, el morenista Ricardo Monreal extendió una intervención por alusiones por seis minutos con 23 segundos cuando por reglamento es un minuto.

La presidenta Padierna observaba a Lixa con una sonrisa burlona, mientras rompía unos papeles, como si con la mordaza al coordinador del PAN hubiera vengado la salva de gritos de “¡las ligas! ¡Las ligas! y “¡Ladrona! Ladrona!”, que enviaron a Padierna desde las curules del blanquiazul, también pudieran ser silenciados.

El recuerdo de las ligas brotó a más de 21 años que René Bejarano, esposo de Padierna y entonces funcionario de Andrés Manuel López Obrador fue grabado guardando fajos de dinero en un maletín que le dio el empresario Carlos Ahumada.

Con ganas de regañar a la oposición, el diputado de Morena Leonel Godoy exigió desde su curul “una disculpa por la violencia política de género a Dolores Padierna”.

El líder del PAN consideró que “estemos en un fuera máscaras en dos sentidos: Primero, que la benevolencia del tiempo para el grupo mayoritario sólo aplique para un coordinador y que, incluso, el grito, la calumnia y el respeto que en teoría estaban ofreciendo pues se hayan acabado para los coordinadores”.

“Extiendo respeto, como lo he hecho en toda la legislatura. He estado aquí por más de seis años como legislador y lo mismo que tengo de respetuoso no lo tengo de dejado, ni de ustedes ni de nadie. A callar”, respondió.

Tras la votación en la que se emitieron 327 votos en pro, 116 en contra y cero abstenciones para obtener mayoría calificada, Monreal Ávila pidió “calma, enfriemos nuestro ánimo y no profundicemos las diferencias”.

“Pero no aceptamos ni el grito ni el señalamiento que desde la cobardía distintos miembros hacen cuando estamos buscando un diálogo de altura que resuelva una controversia generada por ellos mismos”, reclamó.

Antes, en tribuna, Monreal Ávila consideró que el dictamen es “un escudo de defensa futuro de cualquier nación agresiva, arrogante y prepotente”.

En tanto panistas como Döring dejaron en claro que no van “a caer en este falso dilema, no vamos a escoger entre los abusos del gobierno de Estados Unidos y el narco-gobierno de Morena”.