A pesar de las presiones sociales y las expectativas de los trabajadores en todo el país, la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas no forma parte de las reformas laborales del Plan C del presidente Andrés Manuel López Obrador ni de la plataforma electoral de su sucesora Claudia Sheinbaum.
Con el inicio de la LXVI Legislatura, el foco está en la aprobación de las 18 reformas que conforman el Plan C, que incluyen temas laborales como revertir las reformas de pensiones aprobadas en 1997 y 2007, aumentar el monto mínimo al que tienen derecho los jubilados, establecer que el salario mínimo aumente por encima de la inflación y que el salario de los maestros, policías, marinos, enfermeras y médicos no sea menor al de trabajadores inscritos en el Seguro Social.
Por su parte, la plataforma electoral de la próxima mandataria propone mejorar las condiciones laborales de las mujeres mediante una revisión al marco legal para asegurar la igualdad de género en el ámbito laboral y crear un sistema nacional de cuidados para que las mujeres puedan incorporarse a la fuerza laboral. Nada dice de las 40 horas.
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De hecho, el pasado 10 de julio Claudia Sheinbaum dijo que no se comprometería a impulsar la demanda de los trabajadores porque ese tipo de medidas tiene que hacerse en consenso con el sector privado.
A la espera de que el Congreso de la Unión discuta y realice las modificaciones, cientos de personas se manifestaron el primero de septiembre en diferentes ciudades del país para exigir la disminución de las horas de trabajo de 45 a 40, lo que implica no trabajar los sábados.
Como parte de las movilizaciones para exigir la aprobación de las 40 horas laborales semanales, en diciembre del año pasado, un grupo de trabajadores se manifestó afuera de la Cámara de Diputados, sobre lo cual le consultaron al presidente López Obrador en su conferencia matutina, en momentos en que la iniciativa avanzaba en el Congreso.
En respuesta, dijo que consideraba que debía seguir el debate en torno a la reducción de la jornada laboral y posteriormente tomaría una postura. Sin embargo, dijo que "propondría respetuosamente" que se diera más tiempo para su discusión en el Congreso. Y la iniciativa pasó a la congeladora.
En tanto, el sector privado en México insistió en que no es momento para reducir la jornada laboral, pues consideran que “no es tiempo de elevar los costos de las empresas”, aunque reconocieron que esta modificación es inminente y es parte del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).