El presidente Andrés Manuel López Obrador defendió este miércoles el proceso legislativo detrás de la reforma judicial impulsada por su administración, que actualmente se discute por los diputados en una sede alterna a San Lázaro, ubicada en la Unidad Deportiva Magdalena Mixhuca. 

El mandatario acusó que cuando “cuando tenían mayoría los conservadores y era una aplanadora y nosotros éramos oposición (…) había el bloque mayoritario esto de que cambian la sede todas las reformas privatizadoras que se aprobaron en el tiempo del periodo neoliberal por el PRI por el PAN, se aprobaron en sedes alternativas”. 

Según el mandatario, estas reformas estructurales incluían la privatización de sectores clave como el petróleo, la electricidad, la educación y la salud, así como el congelamiento de salarios.

Y señaló que este tipo de reformas no respondían a los intereses del pueblo, sino a los de la oligarquía. 

El presidente también hizo referencia a su propio desafuero en 2005, recordando cómo, en ese entonces, “se utilizó” un proceso judicial en su contra para impedir que su nombre apareciera en la boleta electoral. 

López Obrador acusó que esa acción fue el resultado de una complicidad entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial para sacarlo de la contienda electoral.

Sin embargo, resaltó que ahora lo que se busca es precisamente lo contrario: que el pueblo tenga la capacidad de elegir directamente a quienes impartirán justicia, asegurando así que estas decisiones sean en beneficio de la ciudadanía y no de los grupos de poder.

Además, López Obrador afirmó que la reforma al Poder Judicial “es justa y necesaria”. 

“Ya cumplimos, yo ya me voy, en un poco más de 20 días, y me voy con mi conciencia tranquila porque ya se llevó a cabo la reforma al Poder Ejecutivo, la reforma al Poder Legislativo porque la gente votó para que siga la transformación, por eso hay mayoría de diputados de Senadores”, insistió.