Gilberto Álvarez Camacho tiene una discapacidad motriz. Hace cinco años, un accidente automovilístico le dejó la mitad del cuerpo paralizado y necesita de una silla de ruedas para desplazarse. Puede moverse en buena parte de la Ciudad de México, pero no en el Metro capitalino.
Gilberto, como miles de personas con discapacidad y con necesidades especiales de movilidad, se enfrenta todos los días a la deficiente infraestructura de este sistema de transporte público, donde abundan los pasillos con obstáculos, las rampas elevadas, los elevadores sin funcionar, los vagones en malas condiciones y la falta de personal que ayude a desplazarse a los usuarios.
“A partir de que adquirí la discapacidad, prácticamente es imposible ingresar al Metro. Simplemente, ubicarte en Calzada de Tlalpan, pasar de un lado de la vialidad a otro es prácticamente imposible”, detalla este abogado de 49 años que era un usuario frecuente de las Líneas 1, 2 y 3 del Metro capitalino.
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Por ejemplo, en la Línea 2 que va de Taxqueña a Cuatro Caminos, Gilberto ha encontrado que son pocas las estaciones con elevadores en funcionamiento.
“Cuando alguien se queja de la falta de elevadores o de escaleras eléctricas, la página oficial del Metro te dice que es falso, que todas las escaleras funcionan”, señala.
Gilberto también advierte que en muchas estaciones no hay policía ni personal del Metro disponible para auxiliar a personas en sillas de ruedas, por lo que usuarios y ciudadanos les ayudan a bajar las escaleras y los apoyan.
Ante las fallas del Metro para proteger y garantizar el derecho humano a la movilidad, ya que no ejecuta un programa permanente de accesibilidad a las instalaciones y no cuenta con vagones que garanticen el libre tránsito y la utilización del servicio a usuarios con discapacidad, Gilberto se apoyó en un bufete de abogados para interponer un amparo el pasado 1 de marzo.
Este recurso judicial en contra del Sistema de Transporte Colectivo Metro incluyó las omisiones para que los elevadores, escaleras y puertas sean operables con la tarjeta de cortesía para los usuarios con discapacidad, así como la falta de estrategias de sensibilización del personal operativo y de seguridad.
En respuesta a este amparo, la Secretaría de Movilidad (Semovi) respondió con un “machote” que ya había presentado en otros casos, de acuerdo con el abogado José Miguel Gómez Bojórquez, que apoya a Gilberto en su demanda.
“Desde que lo leímos nos dimos cuenta de que se trataba de un copy paste de otros formatos que usualmente utilizan para defender juicios de carácter administrativo, y de amparo particularmente”, explica Gómez Bojorges.
En los primeros días de octubre, el Juzgado Decimoséptimo de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México concedió el amparo a Gilberto. En su resolución, el juez reconoció que hay estaciones del Metro que no cuentan con los elementos necesarios para garantizar el derecho a la accesibilidad y movilidad de personas con discapacidad motriz.
El titular del Juzgado señaló que las autoridades de la Ciudad de México y del Metro deberán de realizar ajustes razonables y ejecutar medidas de accesibilidad en igualdad de condiciones para las y los usuarios con discapacidad. Sin embargo, el abogado Gómez Bojórquez señala que en la sentencia del amparo no se entró al fondo del asunto.
“Consideramos que el juez fue impreciso al momento de dictar los efectos de protección del amparo, que es básicamente la parte más importante de la sentencia, que si bien ordenan la implementación de un programa universal y la supervisión y concientización de todo el personal del Metro, lo cierto es que no establece con puntualidad cómo se van a cumplir esos efectos del amparo”, explica.
Ante esto, la defensa interpuso un nuevo recurso para que se revise la decisión del juez.