Reuters.- Podría haber una banda de mariachis en vivo, videos de viejas películas mexicanas o la foto de un periodista siendo regañado por su cobertura: lo único seguro con la conferencia de prensa diaria del presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, es que sería larga, a menudo de más de tres horas.
Conocida como "la mañanera", esta potente mezcla de actualizaciones factuales y teatralidad política se ha convertido en una piedra angular del gobierno de López Obrador, cuyos índices de aprobación de más del 60% son la envidia de muchos líderes occidentales.
El presidente establece la agenda informativa del día, controla las crisis y derrota a los oponentes, todo mientras la mayoría de la gente está desayunando.
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Ahora le tocará a la presidenta entrante, Claudia Sheinbaum, quien asume este martes, ocupar su lugar en el estrado, una tarea que los observadores políticos dicen que podría ser un desafío formidable dado su estilo mucho menos espontáneo.
"No es un acto fácil de seguir", dijo Ryan Berg, director del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
El reto por "la mañanera" es un microcosmos de la batalla de Sheinbaum por aprovechar la popularidad de su predecesor y dejar su propia huella. Hereda la conferencia de prensa matutina, que hizo su debut con López Obrador hace seis años, en un momento crucial.
A pesar de la popularidad de su mentor, México enfrenta una violenta crisis de seguridad, una moneda debilitada, un creciente déficit presupuestario y tensiones con sus principales socios comerciales por una controvertida reforma judicial.
"Puede que intente mantener este nivel muy alto de popularidad, como lo hizo López Obrador, y reprimir su lado político tecnocrático, pero eso no necesariamente le conviene", agregó Berg.
Claudia Sheinbaum y su equipo son plenamente conscientes del desafío, dicen sus allegados, y han debatido cómo mantener la eficacia del evento diario y al mismo tiempo hacerlo más como "ella". Se consideró brevemente un espacio en la tarde, pero se descartó por tener menos influencia en el ciclo de noticias.
Las conferencias de prensa serán ahora "mucho más cortas, de más o menos una hora", según una fuente con conocimiento de sus planes. Su primera mañanera será el miércoles 2 de octubre, el día después de su investidura.
Sheinbaum también aprovechará las oportunidades para resaltar la participación de las mujeres en la historia de México, al tiempo que se hará eco del énfasis de López Obrador en la "recuperación de la memoria histórica" del país, dijo la fuente.
López Obrador, por ejemplo, ha utilizado la tribuna para pedir públicamente a España que se disculpe con México por los abusos cometidos durante la conquista española hace 500 años.
Al final de su presidencia, habrá sido anfitrión de unas mil 500 mañaneras. Sus partidarios dicen que era su momento de brillar como un hombre del pueblo, conectando con los mexicanos sin filtros ni interrupciones.
Sheinbaum probablemente tendría dificultades para expresarse extensamente como lo hizo su mentor, quien a menudo hacía chistes y desviaba el mensaje hacia un terreno más amigable cuando se enfrentaba a preguntas más difíciles.
"La imagino un poco menos suelta, mucho más acartonada, pero con mensajes que tiene muy practicados", dijo Mariano Sánchez, investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México.