Por Alina Navarrete Fernández/Corresponsal

Tras una audiencia que se prolongó más de dos horas, Aurelia García Cruceño fue absuelta del delito de homicidio en razón de parentesco que la mantuvo recluida en la cárcel de Iguala, Guerrero, los últimos tres años de su vida.

La abogada del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, Ximena Ugarte Trangay, quien formó parte del equipo legal de Aurelia, informó que la jueza Mariela Alfaro Zapata dictó la sentencia absolutoria y ordenó la liberación inmediata de la joven debido a que “no se habían configurado los elementos suficientes” para acreditar el delito “en el extremo” en que señaló la Fiscalía de Guerrero.

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Aurelia es originaria de la comunidad nahua de Xochicalco, municipio de Chilapa de Álvarez; ahí, fue violada sexualmente por el comisario, hechos que le causaron un embarazo no deseado que terminó en un parto fortuito, es decir, un aborto involuntario.

No obstante, las autoridades afirmaron que Aurelia se provocó el aborto y debido a que es una mujer joven indígena determinaron que su condición no garantizaba que acudiera a las audiencias del proceso, por lo que se le dictó prisión preventiva y fue recluida en el penal de Iguala.

La noche de este martes, luego de un largo proceso y diversas manifestaciones organizadas por la Red Guerrerense por los Derechos de las Mujeres, Aurelia fue absuelta y salió del Palacio de Justicia de Iguala acompañada de sus padres y su defensa.

Feministas y activistas la recibieron con gritos, aplausos y la consigna “Aurelia, hermana, aquí está tu manada”. En una breve entrevista, la joven nahua dijo que durante los años que pasó en la cárcel se sentía triste por no poder a su familia, pero “me hice fuerte para poder salir adelante”.

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A pregunta expresa de qué hará ahora que está libre, declaró: “estudiar mucho y ojalá que logre mi sueño de ser maestra”; añadió que dentro de la prisión conoció a otras mujeres en su situación, por lo que espera que las autoridades analicen todos los casos para que las víctimas sean liberadas.

Finalmente, en su lengua materna dijo a las mujeres que protestaron para exigir su libertad: “Ya salí, muchas gracias a las que me ayudaron. Gracias que vieron por mí”.