Reuters- Carlos Kambourian, un pediatra que se asumió gay hace cuatro años, apoyaba firmemente al gobierno argentino de derecha radical hasta que el presidente Javier Milei asoció la homosexualidad con la pedofilia en un discurso público.
Milei, un economista y expanelista de televisión que llegó al poder en unas sorpresivas elecciones en 2023, ha recibido elogios por una austeridad económica que ayudó a superar un profundo déficit fiscal, revolucionó los mercados y logró controlar una inflación de tres dígitos.
Pero sus posturas sociales están demostrando ser más divisivas en un país que ha liderado la región en términos de reformas para favorecer a las minorías. Milei es anti-feminista, se opone al aborto y se manifesta contra la llamada "agenda woke" (progresista), de la cual dice que es un "cáncer que hay que extirpar".
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En el último Foro Económico de Davos en enero, Milei citó el caso de una pareja homosexual que abusó de sus hijos adoptivos y dijo que "en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos".
"No puedo acompañar a una persona que me dice que yo, por enamorarme de un hombre y por querer formar una familia con ese hombre, soy pedófilo. No puedo tolerar eso", dijo Kambourian, quien como pediatra atiende niños a diario en su consultorio.
Esto ocurrió una semana después de que el gobierno anunciara que impulsará un proyecto llamado "igualdad ante la ley", que incluye derogar la figura del feminicidio como agravante penal, además de poner fin al documento de identidad no binario y al cupo laboral trans.
De acuerdo con el diccionario Merriam-Webster, el término "woke" se emplea para señalar desaprobación y decir que una situación es "políticamente progresista (como en cuestiones de justicia racial y social), especialmente de una manera que se considera irrazonable o extrema".
Si bien su discurso "antiwoke" puede ser música para los oídos de otros líderes de derecha radical que Milei admira, como su par estadounidense Donald Trump, en Argentina generó el rechazo inmediato de amplios sectores de la sociedad, incluyendo a algunos de sus votantes, lo que podría afectar al presidente en un año con elecciones de medio término.
La indignación se tradujo en una marcha que llevó a decenas de miles de personas a protestar a principios de mes en Argentina y otros lugares de Latinoamérica y Europa para decirle al gobierno que no permitirá el avance sobre derechos ya adquiridos, en un país pionero en políticas de género e impulsor del movimiento feminista "Ni Una Menos" contra la violencia.
Datos de la encuestadora local Opina muestran que cerca de la mitad de los argentinos apoya a Milei, pero sólo el 40% aprueba sus posturas sobre la homosexualidad frente al 50% que se opone. El plan para retirar el feminicidio del código penal mostró un rechazo del 51% frente a una aprobación del 43%.
Entre otras decisiones tras asumir el poder a fin de 2023, Milei cerró el Ministerio de la Mujer y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
"Para nuestro gobierno y para el presidente la vida privada de las personas es algo que es una decisión de cada uno, cada uno puede tener la elección sexual que quiera. El presidente no dijo que él estaba en contra de los homosexuales, eso fue tergiversado", dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en una entrevista reciente con Reuters.
La funcionaria, que una década atrás votó como legisladora a favor del aumento de penas para feminicidas, agregó que el proyecto que presentarían es una "ley de violencia vincular" que no solo "pone el ojo en la mujer".
Para el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez esta iniciativa no respeta la Constitución y es "discriminatoria".
"Ignora el orden jurídico constitucional argentino e ignora el desarrollo de lo que es el principio de igualdad en la historia de la humanidad porque está invocando un principio de igualdad que rigió en el siglo XIX y principios del siglo XX, que era un principio de igualdad que solamente se aplicaba a ciertos sectores", dijo Gil Domínguez.