AP.- La toma de posesión de Joe Biden transcurrió con pocos arrestos, aunque reinaba la tensión y el nerviosismo en Washington D.C., con fuertes barreras alrededor del Capitolio, vehículos blindados en las calles y miles de soldados y policías montando guardia.
Las autoridades temían no sólo la posibilidad de un ataque de una persona común, sino incluso uno por uno de los propios guardias asignados a proteger la ceremonia. Al mismo tiempo, han estado vigilando las actividades de grupos y milicias ultraderechistas, ante la posibilidad que alguna de estas agrupaciones llegue a Washington D.C. con la intención de provocar enfrentamientos violentos.
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El mismo Biden hizo alusión de la situación en su discurso inaugural: "Apenas días después de que una turba enardecida pensó que por medio de la violencia podría acallar la voz del pueblo, frenar nuestra democracia, expulsarnos de este lugar sagrado, ello no ocurrió. Y nunca ocurrirá. Ni hoy, ni mañana ni nunca".
Tras el asalto al Capitolio el 6 de enero, el Servicio Secreto adelantó los preparativos para el acto, al convertir a la capital nacional en una fortaleza bajo estadio de sitio.
Más de 25 mil soldados y policías vigilaron la zona. Hubo tanques en las calles y barreras de cemento en las esquinas. El National Mall \u2014el parque de monumentos nacionales de la capital estadounidense\u2014 estuvo cerrado. Enormes barreras rodearon los predios del Capitolio. Hubo retenes en las intersecciones viales.
Horas antes de la toma de posesión, las autoridades federales monitorearon interacciones "inquietantes" en redes sociales, incluso amenazas contra funcionarios electos e ideas sobre cómo infiltrarse en el evento, informó una fuente oficial.
En chats online de grupos ultraderechistas, seguidores de la teoría conspirativa QAnon se expresaron sorprendidos de que no ocurrió lo que estipula ese fantasioso complot: que líderes demócratas serían arrestados por participar en una red de tráfico sexual de niños, y que el presidente saliente Donald Trump seguiría al mando.
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Doce efectivos de la Guardia Nacional fueron excluidos del operativo de seguridad debido a sus lazos con grupos de extrema derecha y dos de ellos habían colocado mensajes en internet con retórica incendiaria sobre la investidura de Biden. El Pentágono se negó a divulgar los contenidos de estos mensajes. El FBI revisó los antecedentes de los 25 mil guardias nacionales asignados al evento.
Dos funcionarios estadounidenses dijeron a The Associated Press que los 12 guardias nacionales tenían nexos con milicias ultraderechistas o habían colocado mensajes álgidos en línea. Las fuentes \u2014un funcionario de inteligencia y un oficial del Ejército enterado del asunto\u2014 no divulgaron a qué grupos pertenecían esos efectivos de la Guardia Nacional ni en qué unidad revistaban. Las fuentes pidieron no ser identificadas porque no estaban autorizadas para hablar con la prensa.
El general Daniel Hokanson, comandante de la Guardia Nacional, confirmó que efectivos de esa fuerza fueron excluidos de la protección de la investidura, pero aclaró que sólo dos de ellos enviaron mensajes en internet o textos por teléfono inapropiados. Los otros 10, afirmó, fueron expulsados debido a temas que podrían estar relacionados con antecedentes penales o actividades no directamente relacionadas con la transmisión de poder.
Aun así, el FBI ha advertido a las agencias policiales sobre la posibilidad de que ultraderechistas se hicieran pasar por miembros de la Guardia Nacional, revelaron dos fuentes enteradas del tema. El verano pasado, un hombre con una pistola y un fusil fue arrestado en Los Ángeles, acusado de tratar de hacerse pasar por un guardia nacional en una protesta. Efectivos reales de la Guardia lo detuvieron cuando advirtieron que su uniforme no era congruente con el de esa fuerza.