La indignación por la decisión de un gran jurado de no acusar de homicidio a los policías que irrumpieron en el apartamento de Breonna Taylor en marzo desató una nueva ola de protestas en Estados Unidos y, por segundo día consecutivo, cientos de manifestantes en varias ciudades del país marcharon para exigir justicia para la afroamericana asesinada.

En Louisville, donde vivía Taylor, los inconformes nuevamente salieron a las calles coreando "no hay justicia y no hay paz".

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El departamento de policía local declaró que la protesta de este jueves, que comenzó en el centro de la ciudad, era una "reunión ilegal" porque "manifestantes rompieron ventanas". Sin embargo, las personas continuaron manifestándose después de las 21:00 horas, desafiando el toque de queda impuesto por el alcalde Greg Fischer.

Fischer anunció este jueves que el toque de queda se extenderá hasta el fin de semana.

Decenas de personas permanecieron frente a una iglesia mientras policías con equipo antidisturbios estaban alineados en un estacionamiento vacío al otro lado de la calle.

Las autoridades no informaron sobre los reportes de grupos de hombres que, con atuendos militares y rifles, aseguraban que estaban listos para defender de disturbios a la ciudad. La noche anterior, dos policías recibieron disparos.

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Cientos de personas también marcharon por las calles de la ciudad de Nueva York. Multitudes en Union Square y Brooklyn criticaron que Brett Hankison, uno de los exoficiales involucrados en la muerte de Breonna Taylor, fuera acusado por riesgo injustificado en primer grado y no por homicidio.