EFE.- Hong Kong, aspira a liderar la creciente economía por productos de propiedad intelectual, valorada en hasta 50 mil millones de dólares, con empresas como PopMart al frente gracias al éxito de figuras de colección, principalmente los accesorios conocidos como "Labubu".
Los productos, también conocidos como ''guzi'', incluyen figuras de diseño, artículos coleccionables y juguetes, así como colaboraciones entre creadores y grandes marcas que generan un "fervor" significativo entre los coleccionistas, público en general y franquicias con cada nuevo lanzamiento.
Se espera que el número de aficionados a estos artículos en China llegue a 520 millones el próximo año, mientras que la economía de bienes de propiedad intelectual podría casi duplicarse, pasando de 169 mil millones de yuanes (aproximadamente 22 mil 263 millones de dólares) en el último año a 300 mil millones (41 mil 668 millones de dólares) en 2029.
Te podría interesar
Expertos en la materia advierten que la ciudad semiautónoma deberá innovar los productos que reflejen su identidad cultural para no quedar "rezagada" frente a otras economías asiáticas.
En marzo, el ministro de Finanzas hongkonés, Paul Chan, subrayó por primera vez el potencial de este sector y anunció el "apoyo" a más de una treintena de proyectos culturales en el próximo lustro mediante deducciones fiscales en tasas de licencia de derechos.
Según el Departamento de Propiedad Intelectual, estos sectores contribuyeron cerca de un tercio del Producto Interno Bruto (PIB) de la ciudad entre los años de 2019 y 2021, generando más de un millón de empleos.
Como líder en el mercado y cotizada en la bolsa del país, PopMart ha sabido desarrollar una propiedad intelectual que resuene con la "Generación Z" (personas que nacieron entre 1995 y 2010).
Las acciones de esta empresa han experimentado un crecimiento cercano al 900% en el último año, impulsadas por la popularidad global de los "Labubu": el travieso monstruo peludo de orejas puntiagudas, sonrisa "traviesa" y grandes ojos inspirado en un personaje de la mitología nórdica, el cual viene en diferentes colores y presentaciones.
Diseñado en 2015 por el artista local Lung Ka-sing, los monstruos han evolucionado en una familia de diferentes diseños y tuvo un notable despegue en 2019 al ser incluido en la línea de productos para el mercado masivo.
En abril de 2024, la rapera tailandesa Lisa, del grupo de K-Pop BlackPink, sorprendió a sus seguidores al compartir una imagen abrazando a uno gigante en Instagram, desatando una oleada de "entusiasmo" por los mismos sin necesidad de publicidad pagada, la cantante logró que miles de personas empezaran a coleccionar este producto.
Este fenómeno se une a la tendencia de ''kidulting'', donde los adultos muestran un creciente interés por "juguetes" que tradicionalmente eran considerados para niños o no "aptos" para su edad.
En China, esta tendencia se intensifica, ya que cada vez más adultos invierten en juguetes de colección como una forma de escapar del estrés cotidiano y reconectar con su niño interior, transformando la cultura del coleccionismo.
La ''economía Labubu'' ha crecido considerablemente, ya que cuenta con varias ediciones limitadas como las de "Coca-Cola" y tiene una reventa agresiva, convirtiendo a estos juguetes catalogados, como objetos de deseo.
La escasez de disponibilidad ha hecho que la única manera de adquirirlos sea a través de ventas en la plataforma TikTok Live o en tiendas en línea ajenas a PopMart donde los vendedores interactúan en tiempo real con los compradores.
Recientemente, la tienda tuvo que suspender la venta de muñecos en el Reino Unido debido a la aglomeración de fans que competían por ellos, JPMorgan prevé que los ingresos globales de la tienda aumenten más del 150% este año, con un crecimiento anual compuesto del 42% hasta el 2027.
Además, el valor bruto de mercancía de los "Labubu" podría alcanzar los 14 mil millones de yuanes (casi un mil 944 millones de dólares) en dos años.
Por su parte, Morgan Stanley ha señalado que un suministro creciente en Vietnam y la disposición de los consumidores estadounidenses a aceptar aumentos de precios son indicios de la resiliencia del negocio, lo que podría mitigar el impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos.