El parque arqueológico de Pompeya ofrece pruebas gratis, los Museos Vaticanos publicaron instrucciones de reembolso y los turistas usan teléfonos inteligentes para mostrar códigos QR junto con boletos de admisión este viernes cuando una nueva regla de certificación de la Covid-19 entró en vigencia en Italia como parte del plan del gobierno para controlar en un aumento repentino de infecciones en el verano.
El llamado Green Pass es necesario para ingresar a sitios arqueológicos, gimnasios, teatros, albercas cubiertas y las secciones cubiertas de restaurantes, bares y cafés. Para obtener un certificado, las personas deben demostrar que han recibido al menos una dosis de una vacuna contra el coronavirus aprobada para su uso en la Unión Europea, que se recuperaron de la Covid-19 en los últimos seis meses o que tienen resultados de laboratorio negativos de una prueba realizada dentro de las 48 horas anteriores.
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El gobierno anunció la regla el 22 de julio. Cerca de 50 millones de los 60 millones de residentes de Italia descargaron la certificación a finales de julio.
Se aceptarán certificados de vacunas emitidos por Estados Unidos, Canadá, Japón e Israel para los turistas que lleguen de esos países.
A lo largo de la acera que flanquea las murallas de la Ciudad del Vaticano, los visitantes de los Museos Vaticanos, una de las atracciones más populares del mundo, se prepararon para mostrar sus teléfonos celulares con sus certificados QR al personal en la entrada. La línea se movió rápidamente.
Los visitantes de Francia encontraron familiar el nuevo sistema italiano. Su país ya introdujo requisitos de entrada incluso más estrictos que los de Italia, ya que también se aplican a las cenas al aire libre.
"Es bueno para la seguridad de todos. También es positivo para la economía”, indicó la turista francesa Alexine Prentignac.
Si bien a muchos les resulta conveniente mostrar su Green Pass en un teléfono, la certificación en papel es aceptable en Italia. El sitio web de los Museos Vaticanos advirtió a los visitantes que tuvieran un documento de identidad a mano para que el personal pudiera “verificar la propiedad real” del Green Pass. Para cualquier persona que no quiera o no pueda cumplir, el sitio web ofrece instrucciones sobre cómo solicitar un reembolso del boleto.
En Pompeya, uno de los sitios turísticos más visitados de Italia, los funcionarios se asociaron con la ciudad de Nápoles para ofrecer pruebas de coronavirus durante el horario de apertura del extenso parque con las ruinas de la antigua ciudad romana. Por ahora, las pruebas se realizan de forma experimental, sin cargo.
Durante una emergencia global como la pandemia, “es tarea de quienes administran un sitio cultural conciliar lo mejor posible las necesidades de salud y seguridad pública con nuestra misión de ser un lugar inclusivo”, accesible para todos, señaló el director general de Pompeya, Gabriel Zuchtriege.
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Los dueños de negocios rápidamente incorporaron el cambio a las rutinas de sus clientes. Fabrizio De Falco, propietario de un café cerca de la Basílica de San Pedro con una terraza al aire libre y mesas en el interior, también lo consideró un ajuste necesario durante la pandemia.
"Es un deber más. Es una carga de trabajo adicional, pero vale la pena si nos saca de esta situación”, indicó De Falco.
La regla del Green Pass se aplica a los mayores de 12 años, ya que los niños menores de esa edad no son elegibles para recibir la vacuna Covid-19 en Italia.
Gran parte de la vida de ocio en Italia durante los meses cálidos se pasa al aire libre. Los gimnasios, cines y teatros cierran con frecuencia en agosto, ya que el personal y los clientes optan por las vacaciones durante el mes. Dado que el aire acondicionado sigue siendo un fenómeno relativamente nuevo para muchas empresas, cenar al aire libre en trattorias y cafés es una tradición veraniega en gran parte del país.
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El líder de derecha Matteo Salvini, cuyo partido de la Liga es parte del gobierno de coalición de Italia, había expresado su preocupación de que cualquier requisito del Green Pass para viajes de larga distancia desalentaría el turismo nacional e internacional. La industria turística representa el 13% del PIB de Italia.
El jueves por la noche, el gabinete del primer ministro Mario Draghi aprobó una nueva regla que hace que dicha certificación sea obligatoria a partir del 1 de septiembre para quienes tomen vuelos, trenes de alta velocidad o interregionales o barcos que naveguen entre regiones. Se hizo una excepción para los transbordadores que frecuentemente surcan el estrecho entre Sicilia y Calabria, una ruta tomada por muchos viajeros y estudiantes.
Con información de AP