Por: Félix Cortés
Antes que nada, felicidades a todos los nominados y a todos los que ganaron en los Premios Óscar. Especiales felicidades para Bong Joon Ho por dar la sorpresa de la noche. Verlo recibir su cuarta estatuilla por "Parásitos" al final de la transmisión en vivo hizo que valiera la pena ver las tres horas y media que duró la ceremonia.
Y entrando en ese tema\u2026 Qué difícil fue ver las tres horas y media que duró la ceremonia. Tediosa, sin ritmo, a momentos aburrida y con deslices de solemnidad que, si bien no son nuevos, están alcanzando niveles repelentes.
La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMPAS) lleva años sin saber cómo darle a la entrega de los Óscares el brillo que ha ido perdiendo paulatinamente. La que antes era LA ceremonia con la que culminaba la temporada de premiaciones se ha vuelto un trámite más o menos tan divertido como ir a renovar la licencia de manejo al DMV. Y es por una razón que este año brilló por su obviedad:
No hay quien la conduzca.
En su gran preocupación de no causar olas y de no pisar callos ni colas (que para eso son), la AMPAS ha decidido por segundo año consecutivo que no necesitan un maestro de ceremonias (¡no vaya a ser que alguien de humor ácido como Ricky Gervais se atreva a usar la ceremonia para alebrestar al gallinero!). Pero es justo la presencia de un maestro de ceremonias, de un presentador central, quien le imprime carácter y personalidad al evento\u2026 El éxito de los Golden Globes se debe en no menor medida a la libertad editorial que le han dado a Gervais. Los snippets que se recuerdan tienen que ver con su mordacidad. Y es contagiosa: el discurso de Joaquin Phoenix en los Globes fue mucho más inspirado e inspirador que su rehash tibio de los Óscares\u2026
Desde hace años que la AMPAS está peleada con los presentadores de los Óscares: han traido a grandes talentos (Steve Martin, Chris Rock, Whoopi Goldberg, David Letterman\u2026 y les han querido poner bozal. El resultado se notó. A tal grado que desde el año pasado decidieron que era más cómodo hacerlo sin nadie al frente.
Y es que para la AMPAS, los Óscares (a diferencia de los Golden Globes o los BAFTA) tienen que caerle bien a todos. Los Premios Óscar tienen que ser pasteurizados, limpios de todo lo que pueda resultar irreverente o provocador.
En una palabra: aburridos.